Cecilia

Con el personaje de Cecilia Valdés, Cirilo Villaverde introdujo por primera vez distintos parámetros de juicio y elaboración estética que resultan de interés a la hora de fijar la trayectoria delsujeto femenino en la literatura de nuestro continente. Después de Cecilia, ya nadie podría aparecerse con una “María” criolla.

Este cambio expresivo en la recreación de los personajes femeninos fue unfenómeno gradual y extendido, mas el ejemplo de la mestiza Cecilia posee un rasgo peculiar: ella misma, como personaje literario, pasó por un período de maduración. La primera Cecilia (1839) erapresentada todavía como una heroína mariana, virtuosa con el arpa, y esta imagen artificiosa fue sustituida por la definitiva mulata de la edición de 1882. La mutación entre una y otra fecha es reveladorade hondas transformaciones de origen estético que no pueden aislarse del contexto social. La situación de Cuba –y Puerto Rico, como excepciones dentro del panorama latinoamericano- no permitía muchomargen para aceptar heroínas tan falseadas como acostumbraba ofrecer la narrativa al uso, ni el escritor con inquietudes de autenticidad podía permitirse el desliz de insistir en un patrón edulcorado,con sospechoso olor al coloniaje y que negaba, de hecho, esencias de la identidad del criollo.

Cabe apuntar que la mujer como protagonista había ocupado un lugar sensible en la narrativa deVillaverde desde sus comienzos, a tal punto que algunos estudiosos lo han clasificado, un tanto ingenuamente, como novelista centrado en asuntos femeninos. En realidad, con la adopción de la mujer como núcleode un conflicto novelesco, Villaverde era, hasta Cecilia Valdés, apenas seguidor de aquella tradición romántica de pura cepa, donde abundaban las “Marías” receptáculos del amor funesto. La abundanciade las mujeres en la narrativa de Villaverde, pues, no hubiera bastado para hacer descollar su labor como novelista. Su punto de vista sobre la mujer no distaba mucho de los asentados por el...