Celina Artigas
Los relatos construyen ciudades. Estarían vacías: Dublín sin Joyce,
Lisboa sin Pessoa, Nueva York sin W oody Alien, Montevideo sin
O netti o Buenos Aires sin Arlt. No se hubiera fundado Brasilia sin
Kubitschek o sin la denom inación entusiasta que más tarde le diera
André M alraux —
capital d e la esperanza, en honor a la utopía socia
lista de configurar una ciudad nosectorizada por clases y a pesar de
que, luego, Brasilia fuera otra ciudad—y la prim itiva Tokio sin el
samurai Ota Dókan no hubiera tenido el castillo de Edo, alrededor
del cual se edificó primero el m ito; luego la ciudad. Sin relatos las
ciudades no tienen alma.
Como San Petersburgo, La Plata es resultado de una de las plani
ficaciones más precisas. A diferencia de ésta, no surgió por caprichodespótico de un zar. Dardo Rocha ideó un plan cargado de inten
ciones políticas y pidió a Pedro Benoit que lo trazara, inspirándose
en el modelo urbanístico francés de Haussm ann. En un plazo corto,
Rocha quería posicionarse ante Roca, Sarm iento y Juárez Celman
exhibiendo su capacidad de autonomía. En el largo plazo —y en un
afán megalómano—buscaba romper con el designio que el imperio
Imagen: Julieta DiMarziani | N oche en Diagonal 74 | 2006
español había previsto para la ciudad colonial: que la plaza mayor
fuera la fuerza de convocatoria de todos sus habitantes, tal como
construida como una cárcel —en un esquema m atem ático que previo
ocurría en Bogotá, Lima o Asunción. Contrariando a sus contem po
lím ites m uy claros—y custodiada por una petroquím ica gris, haya
ráneos, Rocha previoplazas cada seis cuadras para que el encuentro
term inado siendo un paraíso cultural donde la presencia ineludible
resultara más fluido pero, también, por razones higiénicas, de orden
de los jóvenes nos obliga a vivir con las esperanzas de un viernes por
social y represivo -in ten tab a evitar revueltas como la de 1871 en
la tarde; con ese arrojo hacia la vida, hacia la ácción y muchasveces
París—; desde las plazas, rodeadas de calles y diagonales en fuga, se
sin un plan m uy claro. Una ciudad donde viven jóvenes obstinados
favorecía la salida inm inente para quienes venían a la ciudad a reali
zar algún trám ite por el día y ante eventuales disturbios.
en deshacerse del legado positivista, de las marcas pergeñadas por la
En el relato de invención, los planos y los planesdefinieron a La
tradición; en ser protagonistas y en darle vuelo, potencia y volumen
Plata. Y tal como fue previsto entonces, e l cuadrado p erfecto se con
a los planos.
La m ayoría de la gente trabaja en empleos públicos; entre otras
virtió en la capital de la provincia; en un sitio cuyo principal afluen
opciones, en la docencia universitaria —sin ir más lejos, muchos de
te económico fue y esel empleo público; en el lugar donde afinca
los autores de este libro—. Trabaja y sobrevive con eso. No vive de
una de las universidades más im portantes del país y donde las calles
eso. La gente vive en el arte. M uchísim as personas se van cada día de
tienen números en vez de nombres; una ciudad con una catedral
sus trabajos rutinarios a ensayar música u obras de teatro. A filmar
gótica enla que sobrevive la estela de los masones y donde se escu
películas. A escribir canciones, poesías, cuentos o guiones. A pintar.
chan leyendas inauditas de ángeles, catacumbas, estatuas m alditas y
fantasmas merodeando plazas, cuando cae la noche.
Le ponen a esas otras tareas su potencial más genuino. No están
Pero en la invención de aquel relato la dim ensión hum ana no se
se hace tardeporque se quedan lidiando con un acorde, una palabra,
tuvo en cuenta más que en su aspecto m atem ático y geométrico. Fue
una escena. Reservan para estas tareas el mejor espíritu: uno que no
una ciudad pergeñada sin gente que la habitara, sin contem plación
está contam inado por la burocracia en el hacer ni por el deseo de
de las posibles formas de surcarla. Fue el diseño de una utopía y
m...
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