Charles Baudelaire

Páginas: 6 (1343 palabras) Publicado: 5 de diciembre de 2014
Charles Baudelaire



El amado infernal



Mariana Guzzante
mguzzante@losandes.com.ar


Si padre literario es aquel que la lengua somatiza, entonces Baudelaire es doblemente vampiro: al cabo de los siglos nos sigue vertiendo su maldita poesía en pos de una sangre nueva. Contra ‘el pecado, el error, la idiotez, la avaricia...’ sigue drenando de sí la poesía moderna.
Bajo esasintenciones, empieza la historia de este libro fantástico y maravilloso, se mire como se mire, que es “Las flores del mal”.
Seducido poderosamente por Poe (que le iluminó en el callejón de la poesía romántica la puertita secreta de una nueva teoría), Baudelaire se volvió consciente de que un poema no surge del arranque pasional sino de un cálculo casi insoportablemente frío. Consciente, sí, pero no unmaniático formal. Lo que resulta al cabo en su palabra no es una helado culto a la Belleza; es, en el cuello de la diosa, la mordida.

El origen


Hijo de un padre demasiado viejo (que murió demasiado pronto) y de una madre demasiado joven (que volvió a casarse demasiado rápido) se crió como una especie de niño perfil bajo. Pero al crecer, estalló en el joven Charles una personalidadinconformista, extravagante y melancólica. Al estilo de Brummel o de Lord Byron, se dijo dandy, con algo de humor excéntrico. ¿Satánico? Sólo si se piensa en aquel que prefiere lo espiritual o lo animal, jamás lo medio: “No quiero la fama vulgar de una buena persona”, escribió joven.
La leyenda es lo que más seduce en la adolescencia de la poesía. Se dice que frecuentaba los cafés y prostíbulos delBarrio Latino y que allí conoció a La Louchette (La Bizca), una prostituta rapada que le contagió la sífilis; la Sarah, la Venus tenebrosa de su poesía. Así, entre juegos y desmanes, dilapidó una pequeña fortuna. Preocupados, la madre y el padrastro lo enviaron un tiempo a los mares del sur pero escapó rápido para volver a París. De hecho, la ciudad era su imán, su nave (él es el poeta de lacapital, del gentío, de los transeúntes, el vértigo y los placeres clandestinos, el que registra todo eso: el flaneur).
Se dice que a veces se teñía el pelo verde, que andaba con sotana por las calles, que se había enamorado de Jeanne Duval, una mulata vieja, enferma y fea, sólo para provocar...


El espanto

El mundo es espantoso tal cual es. Así pensaba Charles Baudelaire cuando publicó porprimera vez, un día de junio de 1857, más de un siglo y medio atrás, la primera versión de “Las Flores del Mal”. Para la literatura, esa publicación significó una estaca: con ella, Baudelaire había soltado en el mundo sus propias pandoras (el deseo, la fascinación por el mal y la aniquilación de la máscara). Y nos puso ya para siempre un espejo delante: "mi semejante, hipócrita lector, hermanomío".
Los franceses de su tiempo, sin embargo, no entendieron el alcance que el libro poseía, sino sólo su lado perverso. París condenó el texto a la censura y le aplicó a su autor una multa, como unos meses antes había hecho con Flaubert y Madame Bovary.
El proceso contra Las Flores del Mal por “ofensa a la moral pública” se encendió, tal vez, gracias a un artículo del periódico Le Figaro que loacusaba de lujuria, inmundicia y mal gusto. El periodista, espantado, escribió que “nunca se vio sobar y morder a tantos pechos en tan pocas páginas; nunca se contempló semejante desfile de demonios...”. Puede que el crítico no conociera a Sade, ni de contrabando. El poeta, por su parte, ni siquiera simulaba inocencia. Siempre en contra de la sociedad de su época (tan dandy, tan incorrecto) iba apropósito en busca del escándalo.

Agua maldita

Como revancha, la sociedad correcta del Segundo Imperio le esquivaba la mirada, a propósito. Esa indiferencia se convirtió en hielo cuando sacó “Las Flores del Mal”, en una editorial que tenía fama de publicar libros escabrosos y que además llevaba un nombre ridículo: “Poulet-Malassis” (pollo mal sentado). Antes había querido ponerle otro...
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