cisne negro

Quien haya estudiado danza, aunque sea un par de veces por semana, sabe que no existe tal cosa como los profesores flexibles. Flexible tiene que ser el cuerpo del alumno, y tenaz la exigencia. Finalmente, llega una de las películas más esperadas del verano. Por varias razones. Porque viene precedida por premios varios (el domingo, Natalie Portman se llevó el Bafta a mejor actriz, ya tiene unGlobo de Oro y repite nominación para el Oscar), por expectativas alentadas por un tráiler prometedor y porque su director, Darren Aronofsky, filma poco pero intenso.
Aronofsky parece un director de personalidad múltiple. Realizó Pi, aquella película sobre un matemático paranoico; Requiem para un sueño, sobre aquella familia disfuncional de madre e hijo adictos; La fuente de la vida, esa películaextraña y new age, con un Hugh Jackman viajando en el tiempo para salvar a su esposa enferma; El luchador, filme de corte independiente que recordó que Mickey Rourke es más que una cara desfigurada por las cirugías. A decir verdad, algo comparten esos filmes. Todos tienen personajes perturbados, paranoicos, obsesivos, abrumados.
Todo indica que algo de eso hay en El cisne negro. El filme cuenta lahistoria de una bailarina clásica, Nina (Portman), que vive bajo la presión de su madre y de su propia obsesión por ganar el papel principal en El lago de los cisnes. Pero a la obsesión y la presión se suma la competencia de otra bailarina (Mila Kunis, la chica del momento). Nina debe interpretar tanto la inocencia del Cisne Blanco como la sensualidad y astucia del negro. Y eso la llevará a estaren contacto con su lado oscuro, que resultará ser más oscuro de lo que creía.

Disciplina espartana
Así, Portman se entrega a uno de los papeles más arduos de su carrera. Si se animó a pelarse y retratar el dolor en V de venganza o a encarnar a una mujer torturada en Los fantasmas de Goya, ahora disciplinó cuerpo y performance para esta Nina.
La actriz había estudiado danza clásica en laadolescencia y se volvió a subir a las puntas por varios meses para el papel. Durante todo un año entrenó cinco horas por día, para que su cuerpo, postura y movimientos fueran verosímiles. Según su entrenadora, Mary Helen Bowers, una antigua bailarina del New York Ballet, si una profesional ensaya entre 10 y 12 horas por día durante años, su idea era acercarse lo máximo posible a ese estado. Y para eldirector, el rigor físico era imprescindible para este papel.
“El contraste entre lo que ves sobre el escenario y lo que pasa debajo es parte del impacto de la película. Eso que se supone que se ve fácil, indoloro, despreocupado, liviano y delicado, debajo es verdaderamente espantoso”, explicó la actriz en una entrevista. Para ella, llegar a ese extremo físico fue necesario para que el cuerpotambién contara esa transformación, esa presión. Durante la filmación, incluso, sufrió una quebradura de costillas y un  golpe en la cabeza. Según el director, en una escena de la película en la que el médico atiende a Nina, se trata de un médico de verdad que estaba atendiendo a Natalie por una herida real.
Real fue también fue el romance que surgió en el set entre la actriz y su coreógrafo,Benjamin Millepied, con quien espera un hijo en breve. Y real es también la amistad de Portman con Mila Kunis, a quien recomendó para el rol de su rival. Kunis también había estudiado ballet en la infancia, pero se sometió, como los demás, a un entrenamiento espartano para su rol.
Completa el elenco, en el personaje de la madre de Nina, Barbara Hershey, la actriz de Eternamente amigas, con BetteMidler, esa película emblemática de amistad de los años 80. Hershey  interpreta una madre absorbente, ex bailarina frustrada, controladora y un tris desquiciada. A la madre se suma el profesor de ballet, maestro de danza con rigor de entrenador de fútbol, que es Vincent Casell, pocas veces tan bien elegido en un casting.
Hay películas felices, como Billy Elliot (al final, su protagonista también...