ciudad delirio
El taxi se detiene en el centro de la ciudad cuando el sol comienza a transformar la urbe en una olla al rojo. Descendemos por unas escaleras hasta las tripas de un centro cultural del Ayuntamiento. En el salón de actos nos golpea una bola de humedad y calor de origen humano. Hayluz tenue de guarida prohibida. Unos 250 cuerpos se mueven como el coral bajo el agua. Cadenciosos y sincopados. Sin música de momento. El rozamiento de las suelas sobre las baldosas crea un silencio fricativo. Casi hipnótico. “Un, dos, tres…”, marca el profesor desde el escenario, “cinco, seis, siete…”. El Mulato. Uno de los bailarines más famosos de Cali imparte un macrotaller de salsa. Es unode los eventos del festival mundial. No cabe un alfiler y ahora los altavoces suenan a todo trapo. “Una pajarita de verde limón ¡ay! de verde limón”. A velocidad endiablada. El Mulato lanza a su pareja de un hombro a otro con golpes de muñeca, puntea con las botas y un calambre recorre sus rodillas. Parece que apenas tocara el suelo. El público imita como puede; y finalmente respira cuando para lamúsica. Entre aplausos, su pareja de baile toma un micrófono. Luce una frondosa melena afro y ropa ceñida con los colores de Colombia. Grita: “¡Cuando los europeos piensan en nosotros, imaginan cocaína! ¡Pero yo estoy orgullosa de vestir esta camiseta!”. La bandera del país sudada y a punto de reventar sobre su cuerpo.
Cali, que aún da nombre a uno de los cárteles más temidos, se ha convertidodesde hace una década en mucho más que narcotráfico. El baile ha tenido mucho que ver en el proceso. Saca a chicos de la calle. Ofrece una alternativa en los barrios deprimidos. Ha dado una profesión a quien nunca la tuvo. Y ha colocado a la localidad la etiqueta de destino turístico. Un epicentro de la salsa, con permiso de Cuba y Puerto Rico. Donde todo el mundo baila y las escuelas dan aliento ala juventud en riesgo de exclusión. Tras la clase, Chus Gutiérrez nos guía hasta una de las academias más prestigiosas, Stilo y Sabor. Esta vez no hay problemas con la cita. Se abre una reja y ascendemos por unas escaleritas, en cuyos muros cuelgan fotos viejas de leyendas, con apodos extravagantes como Jimmy Boogaloo, el creador del pasito cañandonga. La primera planta es diáfana. Suelo de...
Regístrate para leer el documento completo.