Ciudadanía

El propio devenir de los discursos políticos y filosóficos, así como numerosos acontecimientos políticos y nuevas tendencias de pensamiento, han hecho que vuelva a estar el boca de todos el debate acerca de cómo debemos considerar la ciudadanía. Las democracias modernas no dependen solamente de la justicia en su sentido más estructural, sino de las cualidades y actitudes de los ciudadanos; lasidentidades, la capacidad de tolerar y trabajar con individuos o grupos diferentes, la participación política, la responsabilidad, hacen de los sistemas políticos estructuras que están estrechamente relacionadas con el grado de civismo de sus ciudadanos. Aunque sea un término que esté retomando importancia en la modernidad, la “ciudadanía” no deja de ser un concepto que deambula entre corrientesfilosófico-políticas que navegan desde ideas más liberales hasta otras de tipo progresista. El texto presente se convierte en un recorrido crítico por los diferentes sentidos que se les trata de dar a la ciudadanía.
Partiendo del discurso de T. H. Marshall posterior a la 2ª Guerra Mundial, se considera a la ciudadanía como una posesión de derechos individuales que asegure que cada cual sea tratadocomo un miembro pleno de derechos en una sociedad donde todos se consideran iguales. De esta forma el autor divides estos derechos en tres tipos: civiles, políticos y sociales. A esta concepción suele denominársela “pasiva” o “privada”, porque solo se centra en la adjudicación de derechos sin tener en cuenta responsabilidades en el ámbito de la vida pública, creando sujetos pasivos alejados detoda obligación para el desarrollo del bienestar público.
De esta teoría se deriva una fuerte crítica desde la Nueva Derecha que se centra en la necesidad de complementar o sustituir la aceptación de derechos por el ejercicio de las responsabilidades y virtudes ciudadanas. Para esta tendencia política el Estado de Bienestar es el culpable de haber promovido la pasividad entre los ciudadanos,creando la cultura de dependencia sin que se vea reflejada la mejora de oportunidades. Para ellos se debe ir más allá de los derechos, donde la integración social y cultural de los más desfavorecidos depende en última instancia de la responsabilidad de los mismos y de la forma en la que los individuos se ganan la vida. De esta forma las reformas llevadas a cabo en los años ochenta por la Nueva Derechapretendieron extender la acción de los mercados en los individuos, a través de políticas como el libre comercio, la reducción de impuestos con la correspondiente falta de inversiones públicas, el debilitamiento de los sindicatos y las fuerzas asociativas. De esta forma la condición cívica del ciudadano se debía desarrollar dentro de estas instituciones mercantilistas. Como cabía esperar, losresultados no fueron sino un aumento de las desigualdades, así como una corriente de escándalos relacionados con la irresponsabilidad económica provocada por la voracidad de economías excesivamente basadas en la competencia individual.
De las teorías expuestas por la Nueva Derecha surge la más que natural respuesta de ideologías progresistas, que retoman el concepto defendido por Marshall considerandoque las personas solo pueden ser miembros activos de la sociedad en la medida en que sus necesidades básicas estén satisfechas. Tomando esta idea marshallista como común, se produce una división entre los teóricos izquierdistas. Por un lado, unos consideran que debe ser el Estado el encargado de instituir responsabilidades a los ciudadanos, de forma en que éstas se dirijan al interés o albeneficio común. Por otro lado, otros se sienten incómodos al abordar la idea de “responsabilizar” a modo de obligación; defienden que esta falta de responsabilidad se debe básicamente al estado de desigualdad que genera a la vez una situación de dependencia provocada por la falta de oportunidades. De esta forma, se deben asegurar los derechos de participación para luego exigir el cumplimiento de...