Color amargo

Tash, Zen, Dreikor y yo estábamos listos. Aquella madrugada demostraríamos que somos los mejores grafiteros. Teníamos una gran jornada por delante, el objetivo: dejar todas las paredes del Rímac tatuadas con el arte callejero. Esa noche, sobreviví a la adrenalina, el miedo y placer que causa quitar la pureza de una nívea pared prohibida.
La noche era perfecta y cómplice de nuestra meta. Unapolera larga, un gorro, mi mochila y mis latas de pintura serían lo único que llevase para tal cometido. Mi padre y mi madre dormían como todas las noches y en la casa no había ninguna otra alma que impidiera mi huída a las calles desoladas. Luego de atravesar todo el inmueble con pasos silenciosos y delicados cuan si fuera danza de tutú, presencié el silencio absoluto. Silencio que nunca antes habíasentido en esta ciudad que está llena de bulla, basura y corrupción.
Camine dos cuadras hacia el punto de encuentro pactado con los demás. No imaginé que sólo tres estuviesen esperándome. Esa noche era importante, saldríamos a pintar las paredes de las bandas que nos hacían la competencia, sin embargo, para los otros no significó lo mismo que para mí.
-¿Trajiste la pintura?- me preguntó el gordoZen.
-Claro, sino no estuviese aquí- respondí molesto por su tan absurda pregunta.
Comenzamos con nuestra peregrinación a pesar de sentirnos incómodos por el pequeño número que representábamos. Las ideas comenzaron a fluir con cada paso que nos separaba de nuestro barrio, de nuestro cuartel. Ya estábamos dispuestos a enfrentar cualquier adversidad que se nos pusiera en medio del camino.
DSK esnuestra marca, nuestro nombre, nuestra huella. Es por esas tres letras que salimos a pintar las paredes y ganarnos el respeto de quienes por mucho tiempo impidieron nuestra permanencia en el Rímac. La competencia era dura y por ello debíamos de esforzarnos.
Mi mente creaba imágenes de rabia, mi corazón se aceleraba con cada movimiento de mis pies. Sabía que ya estábamos cerca de nuestra primerapared. El aire cambió de esencia natural por las de la pintura que salía de las latas. Imágenes abstractas decoraban nuestras letras DSK. La emoción de Tash era inmensa. Era la primera vez que tocábamos paredes que no fuesen nuestras. Mis latas de pintura eran el material para que nosotros plasmáramos lo que sentíamos, mostrar esas ganas de emerger como un conjunto que se dedica al arte urbano.Todo iba bien hasta que un vehículo frenó intempestivamente muy cerca de nosotros.
-¿Qué carajos están haciendo allí?- Salió una voz muy dura desde el interior del vehículo.
La zona estaba cubierta por una densa neblina que apenas dejaba ver a mis compañeros. De pronto una luz azul y roja apareció del techo del vehículo. Era una camioneta de la Policía. Esos que anteriormente nos quitaron todasnuestras latas de pintura aduciendo que nos dedicábamos a delinquir en las calles.
-Ya nos jodimos- dijo Dreikor
-Esas basuras nos joderán la faena- resaltó Zen
No había duda que una nueva historia se iba a escribir en ese momento. Uno de los tres policías bajó del vehículo para interceptarnos. En ese momento lamenté haber salido de mi casa y maldije a los que no habían venido a acompañarnos.-Corre huevón- me dijo Dreikor jalándome fuertemente de la polera.
El gordo se había petrificado de miedo por todo lo que le había dicho su hermano que estuvo en la cárcel luego de ser capturado por la Policía y ser sembrado con bolsas de marihuana para que lo metieran adentro.
Mis quince años de ese momento hicieron que me angustiase por no saber qué hacer. Luego de un conflicto entre miconciencia y mi orgullo, tomé la decisión de seguir a Dreikor y correr como nunca antes lo había hecho. Los tombos pensaron que nos dejaríamos intervenir, y al ver que corríamos, agarraron su radio y solicitaron más ayuda para controlar la situación.
Comenzamos a subir unas largas escaleras que nos llevaría a quién sabe dónde. Mis piernas comenzaron a temblar por el esfuerzo y el miedo a que los...