Columna

COLUMNA: Por fin es viernes.
HOY: “¡Cómo duele crecer!”
Sábado 03 de Septiembre, Año Post-Bicentenario. (Especial)
D. D. OLMEDO.

Cuando la muerte aparece así de repente, sin previo aviso, sin alarmas ni señas de ningún tipo, sin esa forma cautelosa que, a diferencia de el presente escenario, nos atonta con una latencia que duele adentro, que va y viene y que te mantiene en vilo casi comosu fuese una suerte de castigo. Así, de improviso, la muerte golpea, daña, deja una estela inconmensurable de pena, de tristeza que parece ser consolada con nada…

Bajo estas circunstancias, ¿Qué se hace? ¿Qué se juzga? ¿Como se comprende una partida de esta naturaleza? No son nuestros parientes pero hay algo tan potente que se estremece adentro, no son nuestros íntimos amigos, pero… por qué.Por qué de este modo.

No hay paradoja más cruel que ir en la ayuda de otros y encontrar la muerte de esta forma.

¿Qué lectura hacer entonces?

No dejo de pensar en Jacomet, en las ideas lúcidas sobre la vida, sobre la muerte, sobre ese profundo abismo entremedio y sobre cada una de las ilusiones que nosotros los seres humanos albergamos para esquivar las cuestiones relevantes de estavida. Siento una profunda tristeza por Felipe Cubillos, a quien respeté profundamente por su basta cooperación ante los desposeídos, no sólo en las circunstancias del pasado terremoto, sino desde mucho antes, todas y cada una de las veces en que su empatía lo llevó a colocarse en el lugar de los otros y de ahí que me cuestione, por qué él, porqué si tantas veces fue un sujeto útil y piadoso.

Aveces, y en especial, bajo estas circunstancias, el desgano me envía devuelta a un despeñadero, a un sitio horrible del cual casi nadie puede escaparse y en donde casi en el límite de mis energías, me siento a contemplar el horizonte negro y el desgaste de todas las cuestiones absurdas que no llevan a parte alguna. Desde ese sitio infame, me colocó delante del universo y trato de contemplar mi fe, miesperanza extraviada, mis ganas de no hacer nada porque el hastío de esta vida perra me gana… ¿qué hay que comprender? ¿qué cuestiones son las que nos pueden hacer ver? ¿qué parte de la historia nos conmoverá a tal punto que, un sensato camino nos devuelva la paz y el equilibrio?

Desde una parte a este tiempo he hablado sin cesar del cómo nuestro entorno se enrareció, cómo las iras y bajaspasiones desatadas fueron cambiando el aire que respiramos, cómo fue que nos convertimos en polos opuestos enajenados que sólo buscan satisfacerse así mismos sin mirar a quién…

¿Qué sentido tiene ahora colocarse a debatir sobre la equidad, sobre la justicia, sobre los derechos esenciales del ser humano, si de la nada, esa fuerza de la naturaleza se impone? Perseguimos un status que nos colocaráen otra fase, andamos detrás de la consigna que dice hacer justicia, pero al parecer esa voz que se impone nos deja helados, nos dice el cómo, el cuándo, el por qué. Entonces, bajo que premisa vivimos, para qué armarse de planes y sueños si de pronto, así de improviso simplemente te vas, te llevan, nos secuestran todos y cada uno de los episodios que nunca más se escribirán… He ahí entonces que elreparar en la forma y el modo quizá oriente un mínimo camino.

Vivimos una ficción, un plano prestado que nos hace más llevadera la instancia del no saber. La muerte trágica de personas queridas, recordadas y recordables nos devuelve a la instancia en que somos frágiles, somos prácticamente un pizca de algo que se desvanece apenas la supremacía de Dios se nos impone derrochando otra vez sobretodos nosotros el misterio de la partida, dejándonos una vez más ante el abismo de la exacta y perentoria muerte, ese plazo tan cierto que es imposible de obviar… la fugacidad del misero presente en donde un umbral de dolor nos sacude con más interrogantes que oprimen adentro.

Lo que más me hiere es entender el dolor previo, aquella instancia terrorífica en que te das cuenta que nos hay...