Comentario: la casa de bernarda alba (fragmento del acto primero)

COMENTARIO DE TEXTO

La casa de Bernarda Alba
de Federico García Lorca

(fragmento del acto primero)

El teatro es una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y del sentimiento del hombre.Federico García Lorca, Charla sobre teatro

Este texto pertenece al primer acto del drama de Federico García Lorca La casa de Bernarda Alba, del 1936. Se trata de una escena en la que dos de los personajes entablan un diálogo: Bernarda y Poncia. Ama y criada se han quedado solas después de haber echado a las mujeres del pueblo, que habían acudido a la casa para dar el pésame a Bernarda porla muerte de su marido.

Estos dos personajes son dos de las mujeres del “drama de mujeres en los pueblos de España”[1], todas vestidas de luto, todas mujeres. Se mueven en un espacio interior austero y sobrio en el que como manchas negras parecen confundirse entre ellas y sólo las distinguimos por sus respectivos caracteres “unidimensionales”[2]. La clave de sus personalidades, de su manera deactuar en el transcurso de la historia, nos la da, a modo de anunciación, el dramaturgo en sus nombres: Bernarda Alba, la que posee toda la ferocidad del oso para defender lo blanco[3] (esto es, lo vírgen, la pureza aparente de las cosas e incluso de sus seres próximos); Poncia, la que se lava las manos (un eco del personaje de los Evangelios Poncio Pilatos). Ambas comparten un atributo que laspone en el mismo nivel (son antagonistas en este sentido): las dos ejecutan, en cierto modo, un rol masculino. Bernarda, por su parte, ha heredado el relevo de su padre y su marido: a falta de hombres, ella será quién tome el “cetro” del poder dentro de la casa. Por otro lado, Poncia tiene marido, pero lo domina, es ella quien ejerce el papel de hombre. Así pues, pueden entablar en ocasiones unaconversación de igual a igual, aunque una sea la criada y la otra, la ama. Vemos esto en el hecho básico de que la sirvienta tutea a la dueña (“tus hijas”, p. 107; “poca guerra te dan”, p.107; “no he querido ofenderte”, p. 107, etc). No obstante, aunque parezca que en este aspecto Bernarda baje la guardia con Poncia, cuando es consciente de la situación vuelve a poner las cosas en su sitio: ella porencima, la sirvienta por debajo (cuando Poncia le pregunta buscando su reconocimiento “¿tenemos o no tenemos confianza?”, ella responde fríamente “no tenemos. Me sirves y te pago. ¡Nada más!, p. 108).

En la primera intervención del texto que aquí tratamos, Bernarda hace una pregunta significativa a su criada “¿de qué hablaban?”(p. 104). Esta es una de las muchas muestras a lo largo de la obrade la preocupación de Bernarda por los chismorreos, por el qué dirán; aunque, paradójicamente[4], al mismo tiempo critique este comportamiento en los demás: “[…]les gusta verlo y comentarlo y se chupan los dedos de que esto ocurra” (p.106). Poncia, que en la obra actúa como mensajera de Bernarda, muchas veces como intermediaria entre la realidad y el mundo perfecto de su ama, le informa sobre loscotilleos acontecidos. De esta forma se explica una de las varias historias marginales, paralelas, que tienen lugar en la obra. Son “historias-espejo”[5] que, a modo de variación del mismo tema central, lo matizan con diferentes valores contradictorios en cada caso. Aquí se explica el escándalo de Paca la Roseta, dándonos a conocer las posiciones morales de ambas interlocutoras. Bernarda, por suparte, aunque deteste y le repulse la historia quiere saber más (“¿y ella?”,“¿y qué pasó?”, p.105); para ella todo lo erótico y sexual es negativo (“es la única mujer mala que tenemos en el pueblo”, p. 105). Poncia, en cambio, aunque también juzgue el acontecimiento, tiene una postura más abierta en este aspecto, en el sentido que no le provoca un especial “dolor de oídos” conocerlo, como le pasa...