Competencia lectora

TALLER COMPETENCIA LECTORA









MARTA CLAUDIA AGUDELO
JUAN DAVID SÁNCHEZ PÉREZ
SONIA ZULUAGA
AIDA LIBIS GÓMEZ
FRANCE ELENA OSPINA MÁRQUEZ
ELIZABETH DÁVILA GÓMEZ
ANGELA AGUDELO






UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
TEXTO 1
UN FIEL COMPAÑERO
(Fragmento del libro Robinson Crussoe)


Entonces empecé a pensar que teniendo dos bocas que alimentar, en vez de una, debíadisponer más terreno para mi cultivo y sembrar una mayor cantidad de grano de la que acostumbraba; por lo tanto, marqué una parcela de tierra más grande y empecé a cercarla de la misma manera que antes, en lo cual Viernes no sólo trabajó mucho, sino alegremente. Le dije que era para plantar cebada con el fin de hacer más pan, porque ahora estaba él conmigo y debíamos tener suficiente para los dos.Pareció muy conmovido por eso y me dio a entender que trabajará más para mí si le decía lo que debía hacer.

Aquél fue el año más agradable de toda mi vida en la isla. Viernes empezó a hablar muy bien y a comprender los nombres de casi todas las cosas a las que yo tenía ocasión de referirme y de todos los lugares a donde podía mandarlo; Y hablaba mucho conmigo, por lo que, en resumen, empecé aencontrar otra vez manera de utilizar mi lengua.

Aparte del placer de conversar, sentía una particular simpatía por el hombre. Su auténtica y sencilla honestidad se me hacía más evidente cada día y empecé a quererle realmente; Y creo que él me quería lo más posible.

Una vez se me ocurrió probar si Viernes sentía añoranza de su patria. Como le había enseñado a hablar inglés tan bien que podíacontestarme casi todas las preguntas, le pregunté si el pueblo al cual pertenecía nunca ganaba en las batallas. A lo cual contestó, sonriendo.

_Si, si, siempre luchamos mejor.
Con lo cual quería decir que siempre llevaban la mejor parte. Y así comenzamos el siguiente dialogo:
- ¡Siempre lucháis mejor! -dije yo - ¿cómo fue, pues, que caíste prisionero, Viernes?

Viernes. –Mi nación venciómucho, con todo.

Amo.-¿cómo venció? Si tu nación los venció, ¿cómo pudiste ser hecho prisionero?

Viernes. – ellos más que mi nación en el lugar donde yo estaba; cogieron uno, dos, tres, y yo. Mi nación vencer a ellos en aquél lugar donde yo no estaba; allí mi nación cogió uno, dos, grandes miles.

Amo. -Pero ¿por qué los tuyos no te rescataron de manos de tus enemigos, entonces?

Viernes.– Ellos coger uno, dos, tres, y yo y hacer ir a la canoa; mi nación no tener ninguna canoa aquella vez.

Amo. –Bien, Viernes, ¿y qué hace tu nación con los hombres que coge prisioneros? ¿Se los llevan y los comen, como hicieron ésos?

Amo. - ¿A dónde los llevan?
Viernes. – Ir al otro lugar, donde quieren.

Amo. - ¿Vienen aquí?

Viernes. –Si, si, vienen aquí; vienen a otro lugarcualquiera.

Amo. - ¿Estuviste aquí con ellos?
Vieren. – Sí, estar aquí yo.
(Señaló hacia el lado noroeste de la isla, que al parecer era su lugar habitual).

De eso deduje que mi siervo Viernes había estado anteriormente entre los salvajes que acostumbraban desembarcar al otro lado de la isla en ocasión de los festines de carne humana, para uno de los cuales lo habían traído ahora a él; y algúntiempo después, cuando tuve el valor de llevarlo a aquel lado, reconoció el lugar y me dijo que estuvo allí una vez en que se comieron veinte hombres, dos mujeres y un niño.

Después de aquella conversación con él, le pregunté si nuestra isla distaba de la costa y si las canoas no zozobraban a menudo. Me dijo que no había peligro, que nunca se había perdido ninguna canoa, pero que un poco mar adentrohabía una corriente y un viento siempre en la misma dirección por la mañana y en la dirección contraria por la tarde.

Pensé que eso no era debido más que a la marea, al subir o al bajar; pero más adelante comprendí que era ocasionado por el gran flujo y reflujo del caudaloso rio Orinoco, en cuya desembocadura, como adiviné tiempo después, estaba situada nuestra isla. Y aquella tierra que...