Contrabando
Guaíra descansa a orillas del parsimonioso río Paraná que dibuja una frontera natural entreBrasil y Paraguay. Aquí la tierra es roja, el paisaje llano con amplias plantaciones de soja y yerba mate. A simple vista Guaíra es una prolija ciudad de 30.000 almas en el oeste de Brasil. La gente conversa sentada en plazas y peluquerías. Las calles del centro están limpias, las casas recién pintadas y los teléfonos públicos tienen diseños tropicales – se puede llamar desde el intestino de unpez o desde el pecho de un loro.
Bajo esta superficie, la ciudad vive una realidad diferente. En septiembre pasado Guaíra copó los titulares de los diarios de Brasil cuando 15 personas fueron asesinadas a tiros en una casa cerca de la ribera. Las muertes, producto de una vendetta entre traficantes de droga, no son inusuales. Ubicada a 250 kilómetros de la Triple Frontera, donde convergen Brasil,Paraguay y Argentina, Guaíra es hoy un ajetreado y violento corredor regional de drogas y armas. Sin embargo, ningún otro producto se contrabandea más en esta ciudad, y es mejor negocio para los contrabandistas, que los cigarrillos paraguayos.
Docenas de lanchas atiborradas de cigarrillos cruzan a diario el río Paraná desde la vecina ciudad de Salto del Guairá, en Paraguay. Los contrabandistasinyectan miles de millones de cigarrillos en San Pablo, Río de Janeiro y otras ciudades brasileñas, donde el cigarrillo paraguayo, barato y libre de impuestos, se ha apropiado del 20 por ciento de todo el mercado. Guaíra está en el corazón del negocio, un portal estratégico y un sitio donde muchos de sus habitantes –la mitad de la población, según algunos residentes– depende directa o indirectamentedel contrabando para su subsistencia. Algunos ganan millones en el mercado negro. El contrabandista más famoso de Guaíra, Roque Fabiano Silveira, se hizo de fortuna y de nombre contrabandeando cigarrillos paraguayos allende las fronteras.
Silveira, de 44 años, apodado Zero Um (El Capo), se radicó en Paraguay luego de ser acusado de orquestar el asesinato de un empresario de Guaíra, en 1996. EnParaguay su negocio despegó y en 1999 Silveira montó su propia fábrica de cigarrillos, en las afueras de Asunción. La tabacalera pronto se convirtió en la base de operaciones de una red de contrabando que abarcó dos continentes y caló hondo en Estados Unidos. A partir de 2003, Silveira se asoció con comerciantes de cigarrillos de Arizona y de las reservas indígenas del estado de Washington paracontrabandear millones de cigarrillos paraguayos a través de los puertos de Miami, Norfolk y Baltimore. Los cartones eran distribuidos en varias ciudades del país y las ganancias se “lavaban” en cuentas bancarias de Paraguay y de Estados Unidos. Silveira no sólo fabricaba cigarrillos, dicen los fiscales estadounidenses del caso, sino que también aceitaba contactos en Sudamérica para garantizar el pasode los cargamentos hacia el norte. Sus ex socios dicen que era astuto y frío, con cierta debilidad por los trajes finos.
La historia de Roque Silveira es emblemática de la naturaleza y el alcance de la creciente industria tabacalera paraguaya. Expertos, investigadores y funcionarios de aduanas aseguran que se trata de una industria concebida y dedicada, casi en su totalidad, al contrabando...
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