Coraz n Hambriento

 Corazón Hambriento
“…si no te vas te hago un sitio eneste corazón hambriento. Tengo una vida para amar.
Si no te vas tengo tardes de domingo y mil inviernos eternos…”
(India Martínez y Abel Pintos)
Yo estaba sentado sobre la ventana demi casa observando; pero no con atención el recorrer de las pocas personas que se animan o tienden a transitar por las calles de un pueblo de interior bajo el tórrido verano que es producto del solque también recorre los techos de las casas de la ciudad. Él vivía uno de esos días en que las cosas parecen que se detienen en el tiempo, en el viento. Recordaba aquella tarde donde la lluvia caíasobre aquel clavel angustiado.
La mañana de trabajo había quedado atrás como las palabras que había pronunciado; pero el dolor que lo había acompañado aquellas horas aún se hacíapresente en horas de aquel mediodía. La sombra abrazaba el tronco de la inmensa planta que hay frente a su casa. Y el humo que abandonaba lentamente sus labios para luego disiparse en el aire era el mismoque subía desde el cigarrillo que estaba entre sus dedos. Él sentía la mirada de un corazón hambriento desde hacía mucho tiempo, pero la suya no se encontraba con la otra por esas cuestiones que lavida no lo admiten. O al menos no se entrelazaban de la manera que la otra mirada lo deseaba.
Él estaba inmerso en un mar de insatisfacciones con ciertas actitudes de otro corazón que ahorason del conocimiento de la persona que estaba con él. Hablaba de sus miedos, de su desazón. El hecho de haber sentido que la mujer que ama en cierto modo lo había sido infiel a raíz de tratar desolucionar sus problemas con otros antes de haber recurrido primeramente a él, puesto que eran problemas inherentes a su relación, lo habían molestado. Pero todas sus pronunciaciones habían sido en...