Corza Blanca

Por fin se acabó la pesadilla.
Tras un mes extraño parece que todo vuelve a la normalidad.

Todo empezó este verano en una tranquila playa de Málaga, cuando a mediados de julio comenzaron a llegarlos turistas. Fue una familia de italianos la que descubrió que en aquel bosque de eucaliptos situado a escasos metros de la costa, se hallaban semienterradas las ruinas de un antiguo cementerio.Varios arqueólogos de la zona acudieron en busca de algún ajuar funerario, pero no encontraron nada. Se trataba de tumbas pertenecientes a un pueblo que habitó el sur de Andalucía cerca del siglo IV.Tras rebuscar entre los restos de la necrópolis sin suerte, la mayoría decidió abandonar el bosque.

Sólo un arqueólogo malagueño, ilusionado con la idea de encontrar nuevos hallazgos, se quedó unosdías más. Era un lugar oscuro, los grandes eucaliptos impedían el paso de la luz, además las ruinas se encontraban ocultas entre la maleza, lo que dificultaba su investigación.

Todos pensaban queperdía el tiempo, que no encontraría nada.
- Siempre hemos pasado por ese bosque para llegar a la playa y nunca hemos visto nada especial.
- El chico está ilusionado pero ni hay tumbas ni ruinas,son piedras amontonadas.
- Comentaban dos señores que se dirigían hacia un chiringuito cercano.

Pero el chico, que se llamaba José, seguía escarbando alrededor de las tumbas sin éxito. Al final,consiguió, con mucho esfuerzo, abrir una de ellas.

Dentro sólo había huesos y algunas piedras brillantes sin valor. Se llevó algunos consigo a su casa para examinarlos y descubrió que se trataba deun niño de 5 o 6 años. Él se sentía orgulloso del descubrimiento, pero sabía que nada de lo que había encontrado sería importante.

Pensó que a nadie le interesarían los huesos encontrados, por loque los escondió entre las plantas de su jardín. Tras la desilusión, no quiso volver al bosque, ni aunque quisiera ir a la playa, prefería ir por otro camino.

Una semana más tarde, todo cambió en...