cronicas marcianas
Otro día de mañana partimos de Iztapalapa muy acompañados de aquellos grandes caciques que atrás he dicho. íbamos por nuestra calzadadelante, la cual es ancha de ocho pasos, y va tan derecha a la ciudad de México, que me parece que no se tuerce poco ni mucho; e puesto que es bien ancha, toda iba llena de aquellas gentes, que nocabían, unos que entraban en México y otros que salían, que nos venían a ver, que no nos podíamos rodear de tantos como vinieron, porque estaban llenas las torres y calles y en las canoas y de todas partesde la laguna; y no era cosa de maravillar, porque jamás habían visto caballos ni hombres como nosotros. Y de que vimos cosas tan admirables, no sabíamos qué nos decir, o si era verdad lo que pordelante parecía, que por una parte en tierra había grandes ciudades, y en la laguna otras muchas, e veíamos todo lleno de canoas, y en la calzada muchas puentes de trecho a trecho. Llegábamos donde seaparta otra calzadilla que iba a Coyoacán, que es otra ciudad adonde estaban unas como torres, que eran sus adoratorios. Fuimos al Tlatelolco, e iban muchos caciques que el Moctezuma envió para que nosacompañasen; y cuando llegamos a la gran plaza, que se dice el Tlatelolco, como no habíamos visto tal cosa, quedamos admirados de la multitud de gente y mercaderías que en ella había y del granconcierto y regimiento que en todo tenían; y los principales que iban con nosotros nos lo iban mostrando: cada género de mercaderías estaban por sí, y tenían situados y señalados sus asientos. Comencemos porlos mercaderes de oro y plata y piedras ricas, y plumas y mantas y cosas labradas, y otras mercaderías, esclavos y esclavas: digo que traían tantos a vender a aquella gran plaza como traen losportugueses los negros de Guinea, e traían los atados en unas varas largas, con collares a los pescuezos porque no se les huyesen, y otros dejaban sueltos. Luego estaban otros mercaderes que vendían ropa...
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