Crónica

República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior
Universidad Santa María
Campus la Florencia
Catedra: Periodismo Informativo IV








Crónica del fin de semana
Por Rubén Ríos






Alumno: Rubén Ríos
C.I 20.489.122
Abrumado y emocionado me sentía por aquel día…El día de mi regalo de cumpleaños. Era domingo, el día amanecía gris.El frio que envolvía esa opaca mañana, era un frio algo extraño para estar en Guarenas, quizás era la emoción que invadía mi cuerpo y lo hacía temblar. Eran pocas las horas de sueño en mi ser, pero nada me dejaba ver al horizonte aquel momento, el momento de lanzarme en parapente. De muchacho, siempre me invadía aquel sentimiento de querer volar, sentir la brisa entre mis brazos, abrazar lalibertad que tiene un ave al abrirse en aquel gigante azul lleno de algodón que flota, así lo veía de pequeño.
Me dispuse a prepararme con fervor, me sentía como un niño en navidad a con sus presentes, ya era mucho tiempo pues, sin sentir alguna emoción de este calibre en mi vida. La rutina marcó mi cotidianidad, y esto le dio un tono aburrido, pero en fin, no quiero arruinar este maravilloso momentocon sátiras de la vida misma.
Mi mamá, papá, hermana y abuela, me acompañarían en este día para darme mi auto regalo, como decimos los caraqueños o los venezolanos en su defecto. Era algo tarde, y en medio de la algarabía, decidimos comer algo rápido en la vía y salir lo más pronto posible, o por lo menos era lo que nos trasmitía mi papa, cuyo temple es el de una persona que tiene preocupaciones,ocupaciones y pos ocupaciones. Tal vez ligado a la edad.
Nos dispusimos a salir, como de costumbre un domingo, las vías estaban despejadas, el destino era el Jarillo, que es la zona donde se practica este deporte. Siempre sentí un especial afecto por el Junquito y sus alrededores, tal vez por su clima, gente y cultura, pero durante los últimos años la peste citadina abrazo a este lugar y loconvirtió en parte de la Gran Caracas. Nefasto, exclamaba mientras veía por la ventana del copiloto. Al atravesar Guarenas, Caracas y el junquito, mi emoción volvía a palpitar. Aún era temprano, eran las diez de la mañana cuando estábamos pisando el junquito. El desayuno lo olvidamos y fuimos directo al sitio.
Al llegar, había mucha gente dispuesta a realizar la misma hazaña, solo que aún eratemprano, pues era al medio día, que lo instructores arrancaban con sus actividades. Esta información me la daba un instructor de aspecto algo descuidado, me trasmitía algo de desconfianza por su negligente fachada, pero al ver en el fondo, aquel abismo, se desvanecían aquellas palabras del instructor, era como si su voz se escuchase lejana y distorsionada. En ese momento mi papá me agitó el hombro ydesperté de ese éxtasis causado por el abismal azul frente a mí.
Para matar tiempo, aprovechamos para ir a desayunar, mi abuela, quien es una persona de sesenta y seis años de edad, anhelaba comerse una empanada de chorizo carupanero, ¡Carajo! Exclamaba dentro de mí ser, pero mi abuela de personalidad sumamente jovial, solo se reía a carcajadas ante aquellas osadas declaraciones. -¡Mijitaaa, dimepara comprarte el seguro funerario de una vez! Exclamo mi mama mientras la abuela seguía en su regocijo. Mi hermana, papá y yo, no nos quedó otro remedio que unirnos al alboroto que teníamos frente al Toyota Corola de pálido gris azulado.
Nos dispusimos a desayunar, la abuela no pudo cumplir su anhelo, pues ella es hipertensa y no consigue sus medicamentos para la tensión, -Mama no vas a comereso, ¿tú eres loca chica? Mira que estamos bien lejos de un hospital, decía mi mamá con voz seria y dominante, la abuela solo la vacilaba y se reía a carcajadas. Dios bendiga el jovial espíritu de mi abuela.
Aún quedaba una hora para ir a volar, trataba de disimular mi desespero, pero sentía que aquella hora se transformó en una eternidad. Para consumir esa eterna hora, mi papa condujo por todos...