Cuento: la cueva del chan

Aquel sábado por la mañana, mi padre como era su costumbre se levantó temprano, aun el sol no se ponía…-¡!! eha…arriba todos!!, - Entró gritando en nuestro cuarto- el día de hoy ¡ los llevaré conmigo de cacería..!
Restregándonos los ojos, y todavía somnolientos nos levantamos de un salto de la cama y apresurados alistamos nuestras cosas para la gran aventura que se avecinaba.
Yo contaba a lasazón con diez años de edad y mi hermano Nicanor con ocho años, siempre habíamos añorado ir con papá de cacería, pero él siempre argumentaba que éramos muy pequeños para hacer el recorrido a pie, desde el pueblo hasta el cerro de los timones, pero el día de acompañarlo había llegado...¡ya eramos grandes!, y no cabíamos en nosotros de alegría.

Hasta “payaso” se puso contento, un perrolabrador de color miel, con ojos claros, redondos y muy brillantes, no para de menear su cola y saltar como loco de aquí para allá, pues sin entender nuestro lenguaje; sin embargo el presiente que este día será especial; payaso es un excelente cazador, pues husmeando con su negra y fría nariz siempre encuentra a la presa hasta en el más recóndito escondrijo.
Asi, pues partimos de mi barrio caminandoalegremente por las calles –adiós Juanito- dije a mi amigo que encontré de paso, el contestó mi saludo alzando su mano, y quedose mirándonos a lo lejos, con sus ojos tristes, pues su mamá no le permitía ir a la cacería…salimos del pueblo y comenzamos a trepar por los serpenteantes laderas del cerro de Mexiquito, el cual se ubica a las afueras del pueblo como un fiel centinela…
Íbamosdivirtiéndonos de lo lindo, llevábamos cada cual su resortera probando nuestra puntería a diestra y siniestra, disparando a cuanto se moviera por delante…pobres lagartijas, escóndanse porque aquí vamos!!
Después de caminar por varias horas y sudando a chorros, preguntamos a mi papá si ya estaba cerca el cerro de los timones…-asi es niños, hemos llegado, ahora si estén alerta, abran bien los ojos, por aquíhay muchos conejos y liebres para cazar..…shshshshshshsh
¡ Papá ! ¡ papá! ahí va uno… ¡¡¡PUM!! Se escuchó un estruendo, era mi papá que había disparado con su escopeta. –hummmm… creo que no le di, ni modo, nos tocará ayunar el día de hoy.
Que lástima pensé para mis adentros, y con el hambre que me cargo…. ¡ caray !
-De pronto…no se de donde salió payaso con un conejo bien gordo ¡tan gordoque apenas y cabía en su hocico!, soltó la presa junto a papá y tumbándose sobre el suelo sin dejar de jadear, se recostó por un momento sobre la hierba verde, y como invitando a papá para que continuara con el siguiente paso; es decir, el guiso….quedamos todos a la expectativa.
Mi padre, ni tardo ni perezoso empezó por destazar el animalito que sería nuestra comida por el día de hoy, fuehasta el venero de agua cristalina, que brotaba de un manantial y lo lavó perfectamente…-muy bien muchachos, ahora consíganme unos trozos de leña, para formar nuestra fogata y poder guisar nuestro conejo…
Así lo hicimos y en tanto que canta un gallo tartamudo, mi papá encendió el fuego y sobre una vieja cacerola toda abollada por tanto viaje y ennegrecida por el hollín, mi padre preparaba unexquisito guiso que hasta el más exigente comensal se chuparía los dedos de tan sabroso manjar, pero no sé si es por la receta secreta, o si es por la gran caminata, o quizás por el ambiente campirano donde se respira aire fresco y puro que me despertó un apetito feroz, lo mismo a mi hermano Nicanor y es que mi padre tiene una sazón muy peculiar…el conejo quedó riquísimo!
De payaso ni les cuento, seterminó toda su porción, y después de chupar los huesitos, trató de cavar un agujero donde puso los huesos, nunca pude explicarme porque lo hacen, papá me dijo que los perros tienen un instinto de conservación muy desarrollado, entonces en forma de prevenir es como guardar los restos de la comida en su alacena, para después regresar por ellos, una vez que tengan hambre nuevamente. –hummmm… que...