Cuento Venezolano "Cachalo"

Cachalo (Gustavo Díaz Solís) Cuento Venezolano
La casa estaba sobre la colina y por abajo iba el río y era verde y transparente y cuando uno se acercaba a pie por el camino se oía el ruido del agua como la lluvia.
El muchacho había lanzado al pozo dos anzuelos cebados con carne fresca y atado los cordeles a dos palos cortos que clavó en la orilla, y en la oscuridad diáfana de la noche velabasus anzuelos y podía ver el movimiento del río y oía el ruido del agua que resbalaba como vidrio sobre el muro de la represa y caía en una pequeña catarata baja y espumosa.
Mientras vigilaba sus anzuelos pensaba en los bagrecitos que probablemente pescaría, y también pensaba que quizás pescaría solo anguilas __y esto le desagradaba. Pero sobretodo, ahora que estaba solo en la noche, pensaba en elcachalo__ un corroncho enorme que había visto hacía una semana en un pocito que la última creciente había hecho al lado el pozo grande frente al cual velaba, justo en una esquina del muro de la represa.
Solo en la noche pensaba libremente en el cachalo, y mientras vigilaba sus anzuelos percibía el movimiento del río y oía el ruido del agua.
Lo había visto hacía una semana, la tarde del sábadopasado, cuando bajó hasta el pozo para ver cómo había quedado después de la creciente y dónde convenía montar los anzuelos esa noche. Entonces se había asomado al pozo pequeño y llano en la esquina del muro de la represa y en el fondo había visto ese enorme corroncho negro pegado a una roca blanca que reflejaba la luz que llegaba por el agua.
Quedó inmóvil cuando descubrió el corroncho y mientrascontemplaba la nítida silueta sobre la piedra dejó de ver las cosas que lo rodeaban y sólo oía el ruido del agua. Miró a los lados, como con miedo de que alguien lo estuviera observando, y luego se entregó totalmente a mirar el pez en el fondo del pozo cristalino y quieto que apenas temblaba al alcance de la misma mano. Pero su gesto fue percibido por el pez, y meneó la cola, y entonces el deacercó al agua y lo miró intensamente y en el torso taraceado le vio los ojitos que eran como una careta detrás de la cual miraba el pez, y sintió entonces como que el pez y él se estaban mirando.
Agachado así, observando al corroncho, de algún sitio en sus recuerdos le vino una palabra, y la dijo bajito, como hablándole.
__Cachalo.
El aire de la voz tocó el agua del pozo y, abajo, el corronchomeneó la cola y se deslizó por el lado abrupto de la roca y graciosamente se escondió bajo el borde.
Ahora no podía ver el corroncho, pero sabía que estaba ahí, bajo la roca. Sin que pudiera verlo, el muchacho se puso móvil e intencionado y examinó de un vistazo el pozo y vio que parecía no tener salida sintió que el corroncho no podría escapar, que sería suyo. (Porque en un segundo o menos habíapensado que de una vez se iría para arriba y buscaría el saco de coleta con el aro de alambre en la boca y la caña de hurgar bajo las rocas y se metería en el pozo y pondría la boca del saco debajo del borde de la roca donde se había escondido el corroncho y con la caña hurgaría por los otros lados hasta que el corroncho saldría y se metería en el saco). Miró otra vez el pozo y las rocasafelpadas del fondo donde ahora no había nada y dejándolo intacto se retiró despacio sin darle la espalda y cuando estuvo un poco alejado se volvió de repente y echó a correr por el senderito empinado y pedregoso hacia la casa.
Regresó al cabo rato, hizo como lo había pensado, y cuando levantó el saco y se escurría agua y miró al fondo.
__No cayó.
Probó otra vez con aún mayor cuidado. Volvió alevantar el saco y así se escurría el agua, miró. Nada.
Miró de soslayo hacia el pozo, sintiéndose burlado, y el pozo estaba ahora un poco revuelto y agitado, el agua meciéndose en el cuenco de piedra, afeado por las huellas de sus pies y de sus manos. Se lo quedó mirando por largo espacio mientras se le asentaba la arenilla que había levantado, hasta que apareció tan claro y quieto como antes. Pero...