CuentoLatinoAmericanoComentario15julioMORAarroyos

Páginas: 13 (3180 palabras) Publicado: 31 de agosto de 2015



Realizar un comentario literario sobre un cuento latinoamericano.
NOTA: para el análisis literario hay reglas preestablecidas.

CUENTO:
La Canción del Negro Alí
Richard RICO LÓPEZ

Premio delConcurso de «Cuento Corto latinoamericano 2015»

La tarde del viernes caía en medio de aquel abril caluroso, sofocante por momentos. Apenas se movían algunas de las hojas de los inmensos cedros y samanes que guardaban como gigantes centinelas las inmediaciones de la plazoleta de la pequeña ciudad. Se iba una semana más, y con ella una nueva jornada de trajines, rutina, cansancio, esperanza ydesilusiones, entremezcladas en el pensamiento meditabundo que acompañaba el caminar del joven Ernesto. El dulce olor que emanaba de los árboles se entremezclaba con el amargo sinsabor que generaban inquietudes en el muchacho: ¿cómo hago para que el dinero alcance?, ¿cómo sustento a los míos?, ¿por qué me siento vacío en el trabajo que hago?, ¿por qué unos pocos tienen tanto y el gran resto tenemostan poco? Todas estas interrogantes se repetían ensordecedoramente en su mente, y aunque trataba de pensar en otras cosas, estos pensamientos, cual ola que viene y va, le embestían intempestivamente, sin permitirle percibir cuántos metros avanzaba y quién o qué estaba en la siguiente banca de la plaza o justo a su lado.

De repente, con el mismo ímpetu con que le abordaban sus pensamientos, sintióque le halaron por la manga de la camisa, y sin darle tiempo de pronunciar palabra alguna, alcanzó a oír en tono claro y fuerte: – ¡Venga Negro! ¿Le limpiamos esos zapatos? El joven, aletargado por la interrupción en su pensamiento, apenas si lo miró y con el ceño fruncido por la incomodidad de aquel acto insolente, hizo con su cabeza sin mediar palabra un signo de negación antes de reanudar sumarcha.

Empezaba nuevamente a sumergirse en sus pensamientos, cuando escuchó justo detrás de sí a alguien que cantaba con efusiva y clara voz: –Échala, tu palabra contra quien sea de una vez, así sepas que rompe el cielo échala, tu palabra por dentro quema y te da sed, ES MEJOR PERDER EL HABLA, QUE TEMER HABLAR, Échala… Larala… larala…

Ernesto volteó lentamente intentando no mostrar interés en loque oía y al hacerlo, allí estaba, el mismo viejo que le halaba la camisa momentos antes, sonriente, efusivo, tarareando y bailando aquella cancioncita que parecía estar dedicada a él que nada decía y se encerraba en un mundo de ideas ambiguas y difusas. Por vez primera se detuvo a detallarlo. Era un personaje de mediana estatura, ojos grandes y barba espesa. Su ropaje dejaba mucho que desear porlo maltratado y viejo. Aparentaba tener unos 50 años, aunque en la miseria, los años parecen acelerar su marcha. Sobre su espalda una mochila llena de objetos de diferente utilidad. Las manos, que por instantes parecían maltratar lo poco que quedaba de un viejo cuatro (instrumento musical de cuerdas venezolano), se veían ennegrecidas y encallecidas por una vida de mucho trabajo y seguramentemucho dolor. El joven se acercó un poco más y pudo percibir un sutil olor a alcohol y tabaco, compañeros inseparables del hombre de la calle.

Inesperadamente el viejo dejó de cantar, miró al joven y le dijo: –¿Ahora sí se decidió? Écheme una manito y déjeme limpiarle esos zapatos; mire los míos, están viejos, eso sí, ¡pero nunca sucios! ¿No sabe usted que los zapatos son el reflejo del alma del quelos carga puestos?, comentó.

El joven apenas sonrió y sin mucho convencimiento sólo atinó a decir: –Empiece entonces, pero rapidito porque ya no tarda en caer la noche. En su interior había una motivación inconsciente que aún no entendía y que le había hecho prestar atención a tan curioso personaje que veía por primera vez en aquellos lares.

Silbando sin parar, el viejo limpiabotas comenzó...
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