Curioso
Era lo normal. En casa te enseñan a diferenciar lo bueno de lo malo, mientras en el colegio se empeñaban en meterte otras cosas en la cabeza. Yotuve la suerte de que mi madre estudió en el Liceo Francés de Madrid, así que su alma y nuestra casa estaba (y sigue estando, por muchos años) impregnada de libertad, de un cierto apego a lo románticopero con ciertas dosis de subversión a lo establecido. Ser libre significa ser contestatario, no cumplir normas porque alguien que se cree superior las imponga. Y así salió este bicho al que ustedesestán leyendo.
Esa primera vez fue algo así como un fogonazo inesperado, algo que llegó de improviso. No era un día romanticón, baboso, envuelto en crema pastelera, sino uno de perros, de aquellosen los que te despiertas tenso, envuelto en un sufrimiento que te carcome el estómago. Ya digo, para mí es como si fuera ayer. Hasta ese día, todo tenía que venir envuelto en una especie de celofánrosa, dejándote llevar por lo establecido porque las cosas tienen que ser como tienen que ser.
Y ese día las cosas fueron como fueron. Fue mirar y ver cómo se acercaba hacia mí agarrandoindisimuladamente su sexo con ambas manos. Fue un toque de corneta, un bramido desgarró el ambiente. Y no tuve escapatoria.
Mi pareja era Hugo Sánchez Márquez, que acababa de acomodarse su masculinidad enpleno Campo Novedoso tras un partido en el que el Real Madrid padeció la habitual manifestación de seny catalán, insulto va insulto viene, botellas voladoras. El mexicano se agarró aquello y yo, en el...
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