Cursillos De Cristiandad - Cristo Roto

EL CRISTO ROTO


PRIMERA PARTE









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D E C O L O R E S






“EL CRISTO ROTO”
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PRIMERA PARTE:


“LA COMPRAVENTA DE CRISTOS”


A todos..., Creyentes..., Reacios..., Indiferentes y ateos, nos subyuga el tema de Cristo en la Cruz..., y atodos, por devoción o por curiosidad o por arte, nos interesa obtener un Crucifijo, o sea, un Cristo en la Cruz.


Yo siempre he buscado en tiendas y bazares un Cristo con que adornar la cabecera de mi buró.


La última vez fue el mes pasado, en compañía de un buen amigo mío que anda también, en su vida, detrás de un Cristo... mejor dicho, detrás de Cristo.Fuimos al bazar, porque a Cristo, ¡Qué contrasentido!..., se le puede también encontrar entre clavos, chatarra oxidada, ropa vieja, zapatos, libros, muñecas y litografías románticas; la cosa es saberlo encontrar, porque Cristo anda y está entre todas las cosas revueltas de este bazar, que es la vida; pero aquella mañana no lo encontramos en el bazar y nos aventuramos por su prolongación, a“La Casa del Artista”; ¡más fácil es encontrar ahí a Cristo!, pero..., mucho más caro. Tiene ya fama de anticuario, es el Cristo con impuesto de lujo, el Cristo que han encarecido los dólares del turista norteamericano; porque desde que se intensificó el turismo, también Cristo es más caro.


Visitamos dos o tres tiendas; andábamos por la tercera o cuarta, cuando el anticuario mepreguntó:


--¿Quiere algo, señor?, ¿Dar una vuelta más por la tienda, a ver que hay?.


De pronto, ante mí, acostado sobre una mesa, vi un Cristo sin Cruz; iba a lanzarme sobre él, pero frené mis ímpetus; miré a Cristo de reojo, me conquistó desde le primer instante, claro que no era lo que yo buscaba, era un Cristo todo roto... pero esta misma circunstancia me encadenó aÉl,... no sé por qué fingí interés, primero por los objetos que lo rodeaban, hasta que mis manos se apoderaron del Cristo.


Dominé mis dedos para no acariciarlo. No me habían engañado los ojos, no; debió ser un Cristo muy bello..., era un impresionante despojo mutilado..., por supuesto no tenía Cruz, le faltaba media pierna..., un brazo entero..., rota la cabeza..., había perdido lacara..., yo seguía pensando:


--¿Será caro?.—tenía disgusto, lástima, estaba caro, muy caro --¿Y esto?... No me atreví a llamarlo Cristo; estaba tan mutilado..., pensé que al preguntar así, lograría un precio más económico, pero me equivoqué; se acercó el anticuario, tomó el Cristo Roto en sus manos y dijo:


--Es una magnífica pieza..., se ve que tiene usted un buengusto, fíjese que espléndida talla..., ¡Qué buena madera!


--Sí, pero está tan roto..., tan mutilado.


--No tiene importancia, aquí al lado hay un magnífico restaurador, amigo mío, se lo deja a usted como nuevo.


--Bueno, ¿y en qué precio me lo deja?.


Volvió a ponderarlo, a alabarlo; lo acariciaba entre sus manos, pero no acariciaba aCristo..., acariciaba la mercancía que se convertiría en dinero.


Insistí -- ¿En cuánto me lo vende?


Dudó, hizo una pausa..., miró por última vez al Cristo, fingió que le costaba separarse de Él y me lo largó en un arranque de generosidad ficticia, diciéndome:


--¡Tenga, lléveselo!, no sé decir..., se lleva una joya..., diez mil pesos.Me quedé con las manos en el aire.


--¡Diez mil pesos!, ¡Qué bárbaro!, ¡Es carísimo!.
--¿Caro?.


--Naturalmente.


Y empezamos, el anticuario y yo a regatear sobre un Cristo; él, vendedor, exaltaba las cualidades del Cristo para mantener la cifra..., yo, cristiano comprador, le restaba méritos al Cristo para rebajarle el precio....