De pie

De pie

Hace unos días viajé a la Ciudad de México y al tomar el metro para llegar a mi destino, me topé con varias sorpresas que tristemente me hicieron reflexionar sobre la realidad en la que díaa día estamos sumergidos.
Al subir encontré a una joven sentada en el área designada para personas con discapacidad o de la tercera edad, mientras que una anciana con sus bolsas de mandado y un niñoque parecía su nieto, esperaban de pie la estación en la que se bajarían. La joven, escuchando música e ignorando lo que a su alrededor ocurría.
Cuando el metro hizo una parada, comenzaron unoschiflidos y gritos de un grupo de jóvenes hombres hacia una mujer que iba caminando con un vestido entallado que apenas le llegaba a la rodilla.
Seguramente los lectores dirán que éstas son situaciones“normales” a las que todos nos hemos enfrentado, lo cual es acertado. Lo triste es que al detenernos en ese instante, reaccionamos y recapacitamos durante no más de cinco minutos para después volver aenajenarnos en nuestra sociedad.
Algunos de los temas más tocados en la actualidad, son los referentes a la violencia. Medios de comunicación y proyectos gubernamentales tratan de sensibilizarnos paradisminuir los índices en los que se presenta, para dar a conocer nuestros derechos y tener el valor de hacerlos nuestros.
Hasta hace poco, yo creía que no era una mujer violenta, con bases moralessólidas en las que el respeto al prójimo imperaba ante cualquier situación, pero hoy reconozco que me he juzgado mal.
Sin descubrir el hilo negro, ya que diversos autores lo han manejado, hay un puntoen que la violencia se normaliza y nos permite convivir pacíficamente de manera cotidiana, nos hace cómplices de ella y agentes activos en su desarrollo.
La sociedad ha ido normalizando poco a pocosituaciones que al acumularse, generan grandes dosis de pasividad ante eventos poco equitativos.
Hoy me he dado cuenta que soy una generadora activa de violencia, ya que he permitido que sucedan...