Descubrir a Dios en la vida diaria

DESCUBRIR A DIOS EN LA VIDA DIARIA
Dios está presente de manera cercana y constante en las experiencias propias de la vida humana:
en lo grande y en lo pequeño; en lo agradable y lo desagradable; en la oración y en el placer.
Aprender a encontrarlo en cada momento nos hará descubrir el gozo inefable de su presencia y
encontrar el sentido más profundo de nuestra experiencia de vida.Introducción
Nuestra relación con Dios no puede circunscribirse a los espacios “sagrados” del templo, la oración
particular o la liturgia; esto ocasionaría una ruptura entre la vida cotidiana y la vida de fe, que son
una sola realidad. El salmo 139, 7-10 dice: “¿A dónde me alejaré de tu aliento? ¿A dónde huiré de
tu presencia? Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, ahí estás.Si me traslado
al ruedo de la aurora o me instalo en el confín del mar, allí se apoya en mí tu izquierda y me agarra
tu derecha”. El salmista ha descubierto que Dios está presente en toda la vida: en lo espectacular y
lo sencillo; en lo fácil y lo difícil; en lo agradable y lo desagradable; en lo sublime y en lo ordinario;
en el gozo y en el dolor; en el triunfo y en el fracaso; en las tareasprofesionales y en las
domésticas; cuando amamos y cuando odiamos; cuando construimos y cuando destruimos;
cuando rezamos y cuando nos divertimos… No se trata de un panteísmo que pretenda que en todo
está y todo es Dios.
Más parece que es la expresión confiada de quien ha tenido la experiencia de un Dios cercano,
cuya presencia constante ha percibido siempre, en las distintas circunstancias.Descubro aquí una
invitación a profundizar en mí misma y en mi experiencia cotidiana, para hacer posible el encuentro
de los significados más profundos de la realidad. Y es aquí donde, creo, Dios se hace cercano e
intuitivamente comprensible, sin perder la noción de que Él es un misterio insondable.
Presencia cercana
Desde los primeros relatos de la Biblia, Dios aparece cercano, presente enel propio espacio del
ser humano: “Oyeron al Señor Dios que se paseaba por el jardín tomando el fresco” (Gn 3, 8). Más

adelante, cuando el hombre vive la experiencia de pecado y constata su ‘desnudez’ (Gn 3, 10), en
lugar de acercarse a su Creador desde su pobre realidad, siente la urgencia de alejarse, para no
ser mirado en su estado, perdiendo entonces esta relación tan íntima. Sinembargo, Jesús, con su
encarnación, viene a decirnos que Dios está cerca, que sigue estando ahí, buscándonos con una
tenacidad de enamorado, aun cuando experimentemos su silencio, pues es un Dios escondido, en
un lugar inaccesible y tan cercano como la intimidad de nuestro corazón.
Luego, con toda su vida, Jesús nos enseña que a Dios se le experimenta, se le ama y se le sirve
en la cotidianidad delacontecer de la vida: en el desarrollo humano, en la familia, en el trabajo, en
la oración, en la amistad, en las fiestas, en el amor, en el perdón, en la tentación, en el servicio a
los necesitados, en el sufrimiento, en la muerte… Finalmente, tras su resurrección, Jesús, rostro
humano de Dios (Jn 10, 30) se hace presente en un hortelano, en el caminante de Emaús, en un
desconocido queprepara almuerzo para los pescadores: en los otros. Así pues, podemos
descubrir que Dios sigue muy cerca del hombre, como fue su sueño original. Camina con nosotros,
acompañando nuestro vivir, nos sostiene en las dificultades; nos impulsa; actúa en y por nosotros;
vive en nosotros y en nosotras.

Dios en nosotros
Para encontrarnos con Dios necesitamos primero encontrarnos con nuestro verdaderoyo. Si nos
encontramos, le encontramos; y viceversa. Pienso en mi historia: desde pequeña busqué a Dios de
distintas formas, sin saber que Él me amó primero (1 Jn. 4,10); que me buscaba en todos los
caminos (Gen. 3, 9). Yo decía conocer a Dios. Al fin y al cabo había sido catequista desde
adolescente; había estudiado y celebrado infinidad de liturgias; había hecho apostolados diversos.
Y así...