Deseo Irresistible

DESEO IRRESISTIBLE
SHARON KENDRICK
«No puede ser», pensó Suki , «él no, por favor».
Pero era indiscutiblemente Pasquale Caliandro, El hombre más diabólico que había
conocido jamás.
Y, sin embargo, además de temor, Pasquale despertaba en ella un deseo incontrolable
que le subía desde la boca del estómago. Sus ojos traidores lo acusaban de ser el más delicioso
ejemplar de varón que se habíaencontrado en sus veinticuatro años.
Y había tenido oportunidades muy buenas.
Durante su carrera había trabajado con modelos, actores y estrellas de rock, cuyos
cuerpos seductores y sensuales llenaban las camas de miles de mujeres de todo el mundo. Pero
ni uno, ni tan siquiera uno de ellos, había causado en ella el impacto de aquel demoníaco ser.
Y no era ella la única víctima. Toda mujer que pasaba a sulado, quedaba hipnotizada por su
impresionante figura.
El corazón de Suki latía con frenesí. No entendía qué estaba haciendo allí y tampoco
sabía cómo debía comportarse en aquella situación. ¿La había visto? Y, si así era, no estaba
segura de que él recordara a aquella atrevida muchachita que le había ofrecido abiertamente su
cuerpo cuando sólo tenía diecisiete años.
Sin darse cuenta de quellevaba sueltos los tirantes del bikini, Suki se incorporó, sin
poder evitar seguirlo con la mirada. Él se levantó y echó a andar. ¡Se dirigía hacia ella!
Estaba maravillada por la fortaleza de sus piernas. Ese hombre no necesitaba llevar
unos vaqueros ajustados para resultar irresistible. Los músculos se marcaban a la perfección
bajo el pantalón de lino impecable que vestía. Merecía ser arrestado porescándalo público. No
se puede ir por ahí haciendo semejante exhibición y quedar impune.
Suki alzó los ojos hasta su pecho fornido que no tenía nada que envidiar a sus piernas.
La boca se le secó al llegar a su rostro. Sus labios, deliciosamente dibujados eran
sensuales hasta la crueldad. La nariz, con una romana y aristocrática curvatura le confería un
aspecto grandioso.
Y, finalmente, seencontró con aquellos ojos que paralizaban el corazón y cortaban la
respiración. Allí frente a ella, la miraban sin piedad.
-Ya veo que el tiempo no ha saciado tu apetito.
Todo el glamour y la sofisticación de la esbelta figura de la modelo se desvanecieron.
Aquellas palabras hirientes, dichas por la voz más sensual del mundo, resultaron devastadoras.
No pudo pensar y se lanzó a la defensiva sin aguardarun segundo.
-¿Qué se supone que significa eso? -dijo ella con rabia.
-Venga -dijo él con una sonrisa de medio lado-. Me refiero al modo en que
radiografiabas mi cuerpo, Suzanna.
-Suki -le corrigió ella.
-¡Ah, claro! Suki -dijo él con énfasis-. El nombre que has obtenido junto con tu fama
de modelo y un millón de amantes.
Ella intentó un esbozo de protesta. La estaba injuriando con tanto descaroque ni
siquiera era capaz de defenderse.
-No importa como te hagas llamar. Tus instintos más básicos siguen siendo los
mismos - dijo él con una peligrosa dulzura -. Me miras como si me quisieras devorar. No
dejarías ni rastro de mí.
Ella se ruborizó. Se atusó el pelo y lo dejó caer suelto sobre los hombros. Tenía la
garganta reseca y áspera como si se la hubieran lijado.
-Eres un fanfarrón -ledisparó ella-. Pero, al fin y al cabo, siempre lo fuiste.
Él sonrió
-¿De verdad, Suki?

El cambio repentino en su voz, la suavidad con la que pronunciaba su nombre hicieron
que sus sentidos se alteraran. La sangre corría lenta y pesadamente por sus venas. Podía notar
el pulso en las sienes, en la muñeca y debajo, muy debajo, entre sus piernas.
Le resultaba dolorosa la forma en que él la observaba conindiferencia, sin reparar en
sus ojos abiertos de par en par que lo miraban con indefensión, su boca sugerente.
La única luz que le iluminó apareció repentinamente cuando, tras descender, su mirada,
se encontró con su pecho exuberante y casi desnudo. Su rostro se oscureció con un gesto de
lujuria.
Ella sintió que sus pezones se endurecían de placer, sus pechos se inflamaban,
excitados por su...