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Apéndice I










































«J a m o n e s y s o l o m i l l o s»
(Fragmentos de una novela inédita titulada así)*
Carlos Malaquita
Cuentan que las reverendas madres Carmelitas de Medellín, con el fin de celebrar debidamente la fiesta de los Santos Inocentes, hacen una claustral de pipiripao, en que ámás de la comida de regodeo, hay bureo de guitarra, canto y vals redondo, con todo y
abracejo: y es fama que algunas madres son tan tremendas, que en días como ese, se encasquetan sombrero de pedrada, se pintan bigote, remedan los padres curas y hacen tantas cosas que la madre Superiora se pone en mil aguas sin saber si excomulgarlas ó echarse á reír como una tonta. Y agregan que de estas diablurasqueda un tan grato recuerdo, que con él suelen endulzar en el resto del año los tedios y aburrimientos, tan crudos en el claustro, al decir de piadosos autores.
Decimos esto al tanto de que á Medellín, la hermosa, le acontece lo propio. Todo el año muy formal y recogida en sus quehaceres, trabajando como una negra, guardando como vieja avara, riendo poco, conversando sobre si el vecino se casa óse descasa, sobre si el otro difunto dejó ó no dejó, rezando mucho eso sí......
Pero allá de cuando en cuando, por Agosto, también tira su cana al aire y hace fiestas á manera de las madres Carmelitas. Mas no se vaya a creer que es para conmemorar la degollina de Herodes. No, señor, que se trata de aquella entre chapetones y criollos que tuvo lugar un 7 de Agosto de... hace muchos años, por alláen el puente de Boyacá.
Vendría aquí como de encargo un chorrito crítico-histórico sobre nuestras glorias patrias. ¡Cuánta erudición luciéramos! ¡Cómo encantaríamos al lector con aquello de «León de España,» «rotas cadenas», «virgen América», «carcomidos tronos»!..... Sería un modelo el tal chorro; pero mejor será no meternos en arquitrabes y..... vamos á las fiestas.
Desde que se sabe que elpermiso para hacerlas está concedido, todo es animación y alegría. Medellín se transforma; en los semblantes se lee el programa; el movimiento de gentes crece; apercíbese el comercio para la gran campaña; y la conversación dále que le darás sobre el grande acontecimiento, parece inagotable. Los señores dueños de las rentas de licores sienten, por anticipación, esa voluptuosidad que produce elsusurro de los infolios de billetes y esa armonía del nikel cuando va cayendo al cajón, arreo, arreo, como un chanito. Los de tijera y mostrador olvidan los sermones contra la usura, y, con la mayor frescura del mundo, sacan cuantos rezagos tienen, que, por arte de birlobirloque, se transforman en novedades llegadas la víspera. Así valen ellas!
Sastres, modistas y zapateros tienen redes donde caenreclutas y veteranos, cuando no ellos mismos, con algún sablazo; hoteles, fondas, restaurantes y pulperías surgen en un día, llenos de vida y abundancia, convidando a indigestiones y borracheras; los establecimientos de vieja data no quieren que los nuevos les echen el pié adelante, é inventan algo nunca visto para sorprender á los parroquianos. Arriéndanse las casas á precios descomunales, y enellas la carpeta verde y la templada coleta esperan impacientes el revolar de los albures, el crugir de las muelas de santa Polonia, la pintarrajeada ruleta, los hurras del afortunado. Y las barreras y palcos de la plaza principal -vuelta de toros- se estremecen al oir la apología de las cornudas fieras de Ayapel y de Cauca. Y Medellín, en tanto, brota moneda por todos los poros, cual si un sudorpecunario le sobreviviera; y para todo hay, porque de cicatera hase tornado en manirrota.
Los chalanes de los pueblos se dan cita en la capital y caballos, yeguas, mulos de todo pelaje y condición, encuentran allí quien dé por ellos el doble de su valor: trátase entonces de ponerse á horcajadas y no hay que andarse con reparos. Ni los talabarteros finos ni los remendones dan á basto, porque ¿quién...