El Alquimista

Páginas: 23 (5676 palabras) Publicado: 13 de noviembre de 2012
EL ALQUIMISTA
AUTOR: PAULO COELHO
Palabras del autor:
Es importante advertir que El Alquimista es un libro simbólico, a diferencia de El Diario de un Mago, que fue un trabajo descriptivo. Durante once años en mi vida estudie Alquimia. La simple idea de transformar metales en oro, o de descubrir el Elixir de la Larga Vida, ya era suficientemente fascinante como para atraer a cualquier que seiniciara en Magia. Confieso que el Elixir de la Larga Vida me seducía más: antes de entender y sentir la presencia de Dios, el pensamiento de que todo se acabaría un día me desesperaba. De manera que, al enterarme de la posibilidad de conseguir un líquido capaz de prolongar muchos años mi existencia, resolví dedicarme en cuerpo y alma a su fabricación. Era una época de grandes transformacionessociales (el comienzo de los años setenta) y en Brasil no se encontraban aun publicaciones serias sobre Alquimia. Comencé, como uno de los personajes del libro, a gastar el poco dinero que tenía en la compra de libros importados y dedicaba muchas horas diarias al estudio de su complicada simbología. Intente ponerme en contacto con dos o tres personas en Rio de Janeiro que se dedicaban seriamente a laGran Obra, y rehusaron recibirme. Conocí también a muchas otras personas que se decían alquimistas, poseían sus laboratorios y prometían enseñarme los secretos del Arte a cambio de verdaderas fortunas; hoy me doy cuenta de que no sabían nada de lo que ofrecían enseñarme. A pesar de toda mi dedicación, los resultados eran absolutamente nulos. No sucedía nada de lo que los manuales de Alquimiaafirmaban en su complicado lenguaje. Era un sinfín de símbolos, de dragones, leones, soles, lunas y mercurio, y yo siempre tenía la impresión de estar en el camino equivocado, porque el lenguaje simbólico permite un gigantesco margen de equívocos. En 1973, ya desesperado por la ausencia de progresos, cometí una suprema irresponsabilidad. En aquella época yo estaba contratado por la Secretaria deEducación del Mato Grosso para dar clases de teatro en dicho estado, y resolví utilizar a mis alumnos en laboratorios teatrales que tenían como tema la Tabla de la Esmeralda. Esta actitud, unida a algunas incursiones mías en las áreas pantanosas de la Magia, hizo que al año siguiente yo pudiera sentir en mi propia carne la verdad del proverbio “el que las hace, las paga”. Todo a mí alrededor se desplomopor completo. Pase los siguientes seis años de mi vida en una actitud bastante escéptica en relación con todo lo que tuviese que ver con el área mística. En este exilio espiritual aprendí muchas cosas importantes: que solo aceptamos una verdad cuando primero la negamos desde el fondo del alma, que no debemos huir de nuestro propio destino, y que la mano de Dios es infinitamente generosa, a pesar deSu rigor. En 1981 conocí a RAM, mi Maestro, que me reconduciría al camino que estaba trazado para mí. Y mientras él me entrenaba en sus enseñanzas, volví a estudiar Alquimia por mi propia cuenta. Cierta noche, mientras conversábamos después de una extenuante sesión de telepatía, pregunte por que el lenguaje de los alquimistas era tan vago complicado. –Existen tres tipos de alquimistas -dijo miMaestro-. Aquellos que son vagos porque no saben de lo que están hablando; aquellos que son vagos porque saben de lo que están hablando, pero también saben que el lenguaje de la al Alquimista es un lenguaje dirigido al corazón y no a la razón. -¿Y cuál es el tercer tipo? –pregunté. –Aquellos que jamás oyeron hablar de Alquimia pero que consiguieron, a través de sus vidas, descubrir la PiedraFilosofal. Y con esto, mi Maestro (que pertenecía al segundo tipo) decidió darme clases de Alquimia. Descubrí entonces que el lenguaje simbólico que tanto me irritaba y desorientaba era la única manera de alcanzar el Alma del mundo, o lo que Jung llamo “inconsciente colectivo”. Descubrí la Leyenda Personal y las Señales de Dios, verdades que mi raciocinio intelectual se negaban a aceptar a causa de...
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