El Coronel no tiene quien le escriba y Aura

El Coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez

Aura de Carlos Fuentes


« Dime por favor donde no estás
en qué lugar puedo no ser tu ausencia
dónde puedo vivir sinrecordarte,
y dónde recordar, sin que me duela. »

Jorge Luis Borges

Cuando la muerte arranca de nuestras vidas a alguien amado, todo el mundo (y me incluyo) buscamos algo de esa persona, algo vividoque hayamos amado, o hasta odiado, para poder revivir esa relación una y otra vez. Aunque sea solamente en nuestra mente. Aunque sea por unos pocos segundos.
Es difícil dejar ir. No queremos creerque esos ojos jamás volverán a encontrar los nuestros; esa boca no emitirá una nueva palabra de aliento y esos oídos no escucharán nuestros problemas ninguna otra triste y solitaria noche.
Hayquienes siguen intentando comunicarse, con la esperanza que ese alguien esté sentado en un pequeño pedacito de cielo, listo para seguir siendo lo que siempre fue para ellos, pero, esta vez y por siempre,desde lejos. Otros, simplemente intentan negar cualquier pérdida sufrida. Y así la lista de reacciones a una muerte continúa…
Sin embargo, no importa qué estés haciendo, ni cómo la muerte tocó lapuerta vecina, todos nos aferramos a los recuerdos: a los objetos que le pertenecían o a las cosas que hacían; al tipo de ropa que usaban o a las frases que siempre les oías decir; al día en que seconocieron o a la vez que estuvieron peleados por una semana.
El hombre vive en el recuerdo y muchos sin él, no serían nada; el hombre necesita del recuerdo para seguir adelante. El problema está cuando seestanca, vive en él, y piensa que así está bien, mientras que la realidad es que hay que vivir la vida no en el recuerdo, sino con él.
El perfecto ejemplo es el caso del Coronel y su esposa, quienesperdieron a su hijo debido a un estado de sitio. Durante toda la obra, ellos se aferran más que nada a un gallo de riña que Agustín, el difunto, solía cuidar y entrenar para las peleas del verano....