El Hombre En El Laberinto

Páginas: 245 (61219 palabras) Publicado: 11 de octubre de 2011
EL HOMBRE EN EL LABERINTO
Robert Silverberg

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Título original: The Man in the Maze Traducción: Beatriz Podestá ©1969, Robert Silverberg ©1982, Editorial Bruguera S.A. I.S.B.N.: 84-02-09168-7 Digitalizado: Sadrac Revisiones: Sadrac y Cuervo López

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Capítulo I
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Muller ya conocía bien el laberinto. Se había familiarizado con sus trampas y sus espejismos, sus añagazas, sus celadasmortales. Había vivido nueve años en el laberinto y ese tiempo había sido suficiente para aceptar sus condiciones, aunque no le había reconciliado con la situación que le había obligado a refugiarse allí. Todavía andaba con cautela. Tres o cuatro veces había comprobado que su conocimiento del laberinto era adecuado y aplicable, pero no completo. Una vez había estado al borde de la destrucción yse había salvado gracias a un increíble golpe de suerte, justo en el momento en que un inesperado rayo de fuerza brotaba delante de él, creando una corriente de energía pura e hirviente que atravesó su camino. Muller había anotado en un plano la situación de ese rayo y de cincuenta más, pero mientras se movía a través de la ciudad laberinto, sabía que no podía estar seguro de que no encontraría unrayo nuevo y desconocido. Arriba, el cielo se estaba oscureciendo; el verde intenso y profundo de la tarde se estaba transformando en el negro de la noche. Muller se detuvo un momento y miró los dibujos que formaban las estrellas. Hasta ello se estaba volviendo familiar. Había establecido sus propias constelaciones en aquel mundo desolado, explorando los cielos en busca de combinaciones de brillosque fueran satisfactorios para sus duras y amargas preferencias. Estaban apareciendo: la Daga, la Espalda, la Saeta, el Mono, el Sapo. En la frente del Mono parpadeaba una estrellita insignificante; Muller suponía que era el Sol de la Tierra. No estaba seguro, porque había destruido sus mapas después de aterrizar, pero, de todos modos, intuía que aquella bolita de fuego debía de ser el Sol. Lamisma estrella borrosa formaba el ojo izquierdo del Sapo. A veces, Muller se decía que el Sol no podía ser visible en el cielo de

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aquel mundo, situado a noventa años luz de la Tierra, pero otras veces creía que sí. Más allá del Sapo estaba la constelación que Muller llamaba Libra, la Balanza. Por supuesto, aquella balanza estaba completamente desequilibrada. Tres lunas pequeñas brillaban enel cielo. El aire era tenue, pero respirable; hacía mucho que Muller había dejado de notar que contenía demasiado nitrógeno y poco oxígeno. También le faltaba un poco de dióxido de carbono; una de las consecuencias era que casi nunca bostezaba. Eso no le preocupaba. Aferrando con fuerza la culata de su pistola, anduvo lentamente a través de la ciudad extraña, buscando su cena. Eso también formabaparte de una rutina fija. Tenía comida para seis meses almacenada en un depósito antirradiactivo a medio kilómetro de distancia, pero todas las noches salía de caza, para poder reponer inmediatamente lo que retiraba de su escondrijo. Era una forma de matar el tiempo. Y necesitaba que el escondrijo estuviese lleno, el día en que el laberinto le hiriera o le paralizara. Sus ojos penetrantesobservaron las calles angulosas. A su alrededor se levantaban los muros, pantallas, trampas e ilusiones del laberinto dentro del que vivía. Respiró hondo. Apoyaba cada pie con firmeza antes de levantar el otro. Miró en todas las direcciones. El triple claro de luna analizaba y disecaba su sombra, dividiéndola en imágenes que se multiplicaban, que danzaban y se extendían ante él. El detector de masas quellevaba sobre su oreja izquierda emitió un sonido agudo. Eso dijo a Muller que había captado la emisión térmica de un animal que pesaba más de 50 kilos y menos de 100. El detector estaba programado para buscar en tres niveles; éste era el nivel medio, el de los animales alimento. El detector también informaba de la proximidad de criaturas entre 10 y 20 kilos –el nivel de los animales dentados– o...
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