El Hombre y Su Trinidad

EL HOMBRE Y SU TRINIDAD

Ahora vamos a analizar otro aspecto en que Ortega y Gasset se refiere al hombre, el cual, es ya más íntimo, no se limita tan sólo a la contemplación del actuar del hombre ni, tampoco se aleja para asir al hombre desde la distancia que exige la historia, sino que, por el contrario, la de ahora, es una consideración interna, íntima, inmediata. Lo anterior, en virtud deque, en esta ocasión, no se considerará, exclusivamente, la porción física del hombre -su corporeidad-, sino que, atenderemos a la inmensa actividad que sucede en el ‘interior’ del cuerpo del hombre.

Pues el hombre no es sólo un cuerpo, ya que ‘bajo’ él o ‘dentro’ de él se hayan un alma, una conciencia, una psique, un yo, una persona, etc. Variadas maneras existen para referirnos a toda esadimensión del hombre que no tiene lugar en el espacio, pero que da pie a nuestras ideas, sentimientos, voliciones, memorias, sensaciones, instintos, etc.

Así es que nuestro autor comienza a preguntar con respecto a nuestro cuerpo: “¿es, por su aspecto, cuerpo en el mismo sentido en que lo es el mineral? No se trata ahora de si la química puede o no reducir a los mismos elementos un organismohumano y un mineral, sino de si el aspecto del uno se puede reducir a los mismos componentes que el aspecto del otro.”[1]

Reconocemos dos formas de cuerpos: uno que es mineral y otro, al que Ortega y gasset llama carne, acerca del cual reconoce que, en última instancia, es analíticamente igual al primero, mas, son esencialmente distintos en tanto que fenómenos. Pues, aunque lo visible –materia-en ellos es igual, nuestra actitud para con los mismos es muy distinta, ésta, razón de la importancia de la recién mentada diferencia. Cuando vemos un cuerpo, es decir, la carne, no solo vemos la superficie, sino que, además, prevemos algo adicional que –intuimos-, dada la manera que tiene de presentarse la carne, es, justamente, la exteriorización de algo esencialmente interno.
Es elhombre, una fórmula muy distante de la del mineral, pues éste, es sólo, exterioridad, “su dentro es un dentro relativo: lo rompemos, y lo que era porción interior se hace externa, patente, superficial”[2]

‘Lo interno’ de la carne no tiene forma de hacerse por sí mismo exterior: es radicalmente interno, esencialmente intimidad. Intimidad que recibe el nombre de vida.
“… a diferencia de todas lasdemás realidades del universo, la vida es constitutiva e irremediablemente una realidad oculta, in espacial, un arcano, un secreto.”[3] Y en el caso del hombre, la riqueza de su alma sirve de motor o generador exponencial a toda esta intimidad vital. Pues, como dice nuestro autor, el hombre exterior está habitado por un hombre interior.

En apoyo de lo anterior Ortega desarrolla la siguienteconsideración proyectándola en relación al lenguaje, a saber, para que una expresión –humana- sea posible, es necesario que existan dos condiciones, a saber, una patente, que es la que vemos y, una que es latente, que no se ve de inmediato, ya que aparece en aquella.”Ambas forman una peculiar unidad, viven en esencial asociación y como desposadas, de suerte que, donde la una se presenta, transparece laotra”[4]

Resulta que, en estricto rigor, las palabras que oímos no son más que ruido, “una sacudida material del aire”[5] la cual no pretende dirigir nuestra atención hacia aquello que es -un sonido-, sino, más bien, pretende que representemos en ella lo necesario para entenderla pues, lo que entendemos de esta sacudida no es su sonido, que tan sólo se oye –o vibra-, sino, aquellasignificación que ésta expresa, es decir, lo que viene en representar. “Diríase que es feliz desapareciendo, anulándose, delante de su significación, y que cumple su destino dejándose suplantar por la idea. Así, son las palabras místicas ampolluelas que viven revolando de labios en oídos, y en el aire intermedio se quiebran, derramando sus esencias interiores e impregnando la atmósfera con la materia...