El mito de la eterna vocación: El maestro Sísifo y su piedra rodante Eduardo Mercado Cruz

Páginas: 20 (4829 palabras) Publicado: 28 de mayo de 2013
El mito de la eterna vocación:
El maestro Sísifo y su piedra rodante
Eduardo Mercado Cruz
El oficio de ser maestro: Relatos y reflexiones breves

Cuenta la leyenda, que Sísifo desafió a los dioses, se burló de ellos, regresó de la muerte y se negó a volver. Los dioses condenaron a Sísifo a rodar una roca a la cima de una montaña desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso; sepensaba, que no habría un castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza (Camus, 2000). La sentencia estaba dictada, tocaba a Sísifo emprender el viaje cuesta arriba, cada vez que la piedra llegara a la montaña ésta caería siempre para repetir por toda la eternidad su condena. ¿Pero qué podría hacer Sísifo sin una “pizca” de vocación? Disponerse a rodar la piedra requiere de un halo decierta abnegación, de sentirse llamado a cumplir con una tarea que es asignada, no por convicción, no por deseo, sino por obligación; pero en cierto sentido, se trata de una tarea que redime, que enaltece, que está marcada por el sufrimiento y la entrega sin esperar recompensa, se trata de una misión que sin vocación, perdería su sentido. Y ahí está el maestro Sísifo, empujando una piedra ycargando sobre su espalda todas las miserias de la humanidad. Quien ha de gozar de la vida, tendrá que dejar su cuota de sufrimiento en ella.

Vemos caminar al maestro Sísifo por una vereda que ha labrado con el paso de los años, haciendo camino, forjando conciencias, haciendo escuela, predicando la palabra de la razón. La piedra no resulta tan grande cuando se la mira como una misión, cuando se la vecomo una noble tarea; se trata de predicar la verdad, de ayudar a conformar la nación, de dar sin esperar gratificación alguna.

Entre la docencia y la psicología:
¿formación, vocación o compromiso?
Maribel Ángeles Contreras*

Hace poco más de diez años que ingresé al magisterio, cuando me dieron el nombramiento como Maestra de Educación Especial con adscripción en un Centro de Atenciónpsicopedagógica de Educación Preescolar (CAPEP) casi me fui de espaldas, pensaba ¿qué iba a hacer yo trabajando con niños tan pequeños, entre maestras que se visten como niñas y se pasan el día entre juegos y rondas infantiles?, ¿qué iba a hacer ahí yo sin una formación docente y sin tener vocación de maestra? Egresé de la Licenciatura en Psicología de la UNAM-Iztacala y, la verdad, nunca pensédedicarme a la enseñanza, mucho menos a la educación especial.

Como muchos que estudiamos esa carrera tenía la idea de ejercer en el área clínica, quería dar terapia, aplicar pruebas y hacer diagnósticos. Tal vez fue por eso que el primer día que llegué al CAPEP me sentí aliviada, en ese entonces se trabajaba con un modelo clínico y la labor de las psicólogas se concretaba en aplicar bateríaspsicométricas a los niños con dificultades de aprendizaje, así como organizar escuelas y talleres para padres.

El contacto con las maestras de los jardines de niños era casi nulo, y a los alumnos sólo los veíamos cuando acudían al diagnóstico, dentro del cubículo designado para ese fin; no había vínculo entre nuestro trabajo y la enseñanza, lo que me daba cierta seguridad, pues estaba ejerciendocomo psicóloga y no como maestra.

Con el paso del tiempo, y a la luz de las nuevas políticas sobre integración e inclusión educativa, la función del CAPEP -al igual que otros servicios de educación especial- tuvo que reorientarse. La tarea era ahora vincularse de forma más directa con las educadoras para atender las necesidades educativas de los alumnos dentro del aula. Ello implicaba que losespecialistas (psicólogos, terapéutas de lenguaje, psicomotricidad, etc.) debíamos salir de “nuestros cubículos” para acudir a los jardines de niños, cambiar nuestra forma de trabajo hacia
un modelo educativo y convertirnos en “maestros de apoyo”.

Ahora que lo pienso, me doy cuenta que la vocación para la docencia no me llegó como un llamado a ejercer una noble tarea, mucho menos como una...
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