El Olor de la Guayaba

Páginas: 9 (2135 palabras) Publicado: 14 de noviembre de 2013
Hoy
Naturalmente que ha cambiado. Era un Piscis y hoy es un Tauro. Era
flaco, ansioso, fumaba muchos cigarrillos; hoy no fuma, ha ganado diez
kilos y da una impresión de solidez y tranquilidad que asombra a quienes
lo conocieron en otro tiempo. Ningún rastro queda hoy de su vida
bohemia de juventud, cuando el amanecer le sorprendía en una sala de
redacción, en un bar o en un cuartocualquiera. Sus citas están severamente
gobernadas por una agenda. Discretamente, gracias a su esposa
y a Carmen Balcells, su agente literario, logra protegerse de quienes
están interesados en verle; por lo general, periodistas, profesores o
estudiantes universitarios que desean hablarle de su obra. Todo lo suyo
está previsto de antemano; puede fijar en enero una cita para setiembre
y, cosa rara enun latinoamericano, cumplirla.
Antes de Cien años de soledad, sentía una profunda necesidad de escribir
a sus amigos cercanos cartas frecuentes hablándoles de todo: esperanzas,
contratiempos, inquietudes, estados de ánimo. «Aquí, entre
nos, estoy asustado», «no creas que esta tensión en que vivo no tiene
consecuencias», etc. Hoy, por principio, no escribe cartas. Se mantiene
en contacto consus amigos por teléfono. Su tono es despreocupado,
cordial, muy caribe siempre: «Qué es la cosa, soy Gabo.» Pero no hace
ya confidencias íntimas.
Será necesaria una confabulación de circunstancias (algunos whiskys, la
hora de la madrugada), para que alguno de los sentimientos que ha
guardado en el fondo de sí mismo salga sorpresivamente a flote. Quizás
entonces uno llegue a adivinar, en labrizna de una frase y en un repentino
brillo en las pupilas, alguna de sus nostalgias o rencores clandestinos:
cómo le habría gustado, por ejemplo, al escritor de treinta años,
que yo veía con un pulóver agujereado en los codos, haber vivido una
aventura con una de esas muchachas bellas y sofisticadas que hoy se
insinúan al escritor de cincuenta años y éste deja de lado para no alterar
latranquilidad y organización de su vida.
Pese al clan de celebridades con que hoy alterna, a los autógrafos y a
los periodistas de diversa nacionalidad que desean entrevistarle, la fama
no se le ha subido a la cabeza.
Sigue siendo igual con sus amigos. Estos, que lo llaman «Gabo» o «Gabito
» (diminutivo de Gabriel en la costa colombiana del Caribe), actúan
con él de la misma manera.Especialmente los de Barranquilla, que como
buenos caribes no se impresionan con la celebridad. Algunos, muy
cercanos a él, han muerto prematuramente. Los otros, gordos y con el
pelo salpicado de canas, siguen tratándole como al compañero al que
daban a leer libros de Joyce o de Faulkner, treinta años atrás.
Gabriel y su esposa Mercedes forman una pareja muy sólida. Gabriel la
conoció a ella cuando erauna niña de trece años, delgada como un
alambre y con unos ojos adormilados que nunca han demostrado alarma.
En efecto, ante los desastres y, cosa sorprendente, ante los virajes
afortunados de la vida, Mercedes adopta la misma impavidez de granito.
Lo observa todo, aguda pero tranquilamente, como sus antepasados
egipcios (por el lado paterno) debían mirar las aguas del Nilo. Pero
también separece a esas mujeres del Caribe que en las novelas de
García Márquez, con un sabio dominio de la realidad, constituyen el
verdadero poder detrás del poder. A los personajes célebres que encuentra
con su marido (llámense Fidel Castro, Luis Buñuel o Monica Vitti),
Mercedes les habla con una naturalidad que podría tomarse como
rasgo de una mundanidad antigua y segura. El secreto consiste en quesigue moviéndose en la vida como si estuviese aún con sus primas de
Magangué, la remota población tropical donde nació.
Los dos hijos de la pareja, Rodrigo y Gonzalo, tienen con su padre una
relación excelente: cómplice y siempre con un rastro de humor de parte
y parte. «¿Dónde está el famoso escritor?», bromean al llegar a casa.
En los países latinoamericanos donde los ricos no tienen...
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