El pachuco y sus extremos

El Pachuco y Otros Extremos
A todos en algún momento se nos ha revelado n nuestra existencia como algo particular intransferible y precioso. El descubrimiento de nosotros se manifiesta como un sabernos solos. En cambio el adolecente, vacilante entre la infancia y juventud, queda en suspenso el instante entre la infinita riqueza del mundo. La singularidad de ser pura sensación en el niño setransforma en problema y pregunta, en conciencia interrogante.
Su ser manifiesta como interrogación, ¿Qué somos y como realizaremos eso que somos? A pesar de la naturaleza social casi siempre ilusoria en los ensayos de psicología nacional, me parece reveladora la instancia con la que ciertos periodos se vuelven sobre sí mismos y se interrogan.
La preocupación por el sentido de las singularidades demi país, que comparto con muchos, me parecía hace tiempo súper fijo y peligroso. No toda la población de nuestro país es objeto de mis reflexiones, sino un grupo concreto constituido por esos que por razones diversas tienen conciencia de ser en tantos mexicanos.
La minoría de los mexicanos que poseen conciencia de si no constituye una clase inmóvil o cerrada. Recuerdo que cada vez de encontrarlesentido a la vida norteamericana, me encontraba con mi imagen en interrogación. Al iniciar mi vida en los estados unidos me residí algún tiempo en los ángeles, ciudad habitada por más de 1 millón de mexicanos.
II
Máscaras Mexicanas
Viejo o adolecente, criollo o mestizo, general, obrero o licenciado, el mexicano se me como un ser que se encierra y se presierra. Máscara el rostro y máscara lasonrisa. El lenguaje popular refleja hasta qué momento nos defendemos del exterior; el ideal de la hombría es no “rajarse” nunca.
Nuestras relaciones con los hombres también están teñidas al recelo. Cada vez que el mexicano se confía a un amigo o a un conocido se “abre” y abdica, teme que el desaprecio del confidente siga a su entrega. La preeminencia de lo cerrado frente a lo abierto no se apreciacomo imparcialidad, desconfianza, ironía y recelo, sino como amor a la forma. Las complicaciones rituales de la cortesía, la pertinencia del humanismo clásico, el gusto por las formas cerradas en la poesía, nuestro amor por las pinturas, la pobreza de nuestro romanticismo frente a la excelencia de nuestro arte barroco.
Si en la política, el arte mexicano aspira a crear mundos cerrados en laesfera de relaciones cotidianas impiden que el pudor, el recato y la reserva ceremonioso. En otros países estas funciones se realizan a la luz pública y con brillo. En algunos se reservan a las prostitutas o a las vírgenes. En otros se premia a las madres. En casi todos se evalúa y respeta a la gran señora.
III
Todos los Santos, Día de Muertos
El solitario mexicano ama las fiestas y las reunionespúblicas. Todo es ocasión para reunirse. Cualquier pretexto es bueno para interrumpir la marcha del tiempo y celebrar con festejos y ceremonias hombres y acontecimientos. Nuestro calendario está poblado de ciertas fiestas. Ciertos días, lo mismo en los lugarejos más apartados que en las grandes ciudades, el país entero reza, grita, come y mata el honor hacia la virgen o el general Zaragoza.
Estarespuesta no es asombrosa. Nuestra pobreza puede medirse por el número y suntuosidad de las fiestas populares. Los países ricos tienen pocas: no hay tiempo ni humor, algunos sociólogos franceses consideran las fiestas como un gesto ritual. Gracias al derroche, la colectividad se pone al abrigo de la envidia celeste o humana. Esta interpretación me ha parecido siempre incompleta. La fiesta es unarevuelta, en el sentido literal, es la sensación que engrandece.
La muerte es un espejo que refleja las vanas gesticulaciones de la vida. Toda esa obligada confusión de actos, omisiones, arrepentimientos y tentativas obras y sobras que es cada vida encuentra la muerte, ya que no he sentido, y por el momento no tengo ninguna explicación que revelar ante ustedes.

IV
Los Hijos de la Malinche
La...