El Pájaro Negro

Black bird singing in the dead of night
Take these sunken eyes and learn to see
all your life
you were only waiting for this moment to be free

The Beatles


Noviembre de 1984, tengo ochoaños y mi vida trascurre plácida entre la casa de madera de pochote que mi padre diseñó y construyó en las brisas, en un terreno que le regaló mi abuela Josefa Jiménez; y el colegio nicaragüense francésdonde mis padres me metieron al no darles el presupuesto para el American Collegue. Para ese entonces mi valija de recuerdos era ligera, apenas una reseña de mis juegos de correr y esconderme con unaque otra variable inventada por mí, las borracheras caseras de mi padre y todas las series animadas, además de chespirito.


Aquellos días, que se repetían uno al otro como si el tiempo fuera demelcocha y no de arena fina como ahora, tuvieron su momento memorable bajo el signo de una explosión que hizo temblar la madera de la casa como si un sismo –muy común en Managua- nos hubiese tomado deasalto.


Era un SR 71, un avión espía norteamericano supersónico, causante de un estampido que se oyó nítidamente en Managua, Masaya y puerto Corinto; parte de las operaciones que siguieron a lafragata estadounidense, que el día anterior se había internado a cinco millas del puerto siguiendo a un carguero soviético, que, según Washington, transportaba aviones Mig.


Pero para mí el paso delpájaro negro era un evento lúdico, maravilloso, nada que ver con operaciones bélicas o transgresiones a la soberanía nacional. Imaginaba un avión largo y negro que rompía el cielo con su vuelo y casiarrastraba techos y casas con su velocidad.


Ahora, que miro 28 años hacia el pasado, recuerdo el pájaro negro; imaginó que la barrera sónica se rompe en mil fragmentos, dando paso a laconjunción de tantos sonidos: el estruendo del revolver de mi tío benjamín pegado a su barbilla; la voz gruesa de mi abuelo Germán cuando se comunicaba por radio con las tropas de la constabularia, la...