EL RECITADOR DE ESTRELLAS

EL RECITADOR DE LAS ESTRELLAS

En una fría tarde del 29 de febrero de 1916, día que celebrábamos nuestro primer aniversario con mi amada Shanell, me encontraba impaciente, con ansias de ver esadoncella, en el taciturno paraje de Ciudad Real.
Fue en ese instante, cuando vi a aquella mujer dulce y deslumbrante, que seducía mi corazón y le hacía sentir cosas mágicas y maravillosas;prontamente la salude del modo más expresivo y amoroso y de repente me respondió con una voz fría y melancólica diciéndome:
Hola Antonio….
En ese instante, le expresé lo mucho que la amaba y la invité a unlugar esplendoroso, lleno de montañas y colinas al sur de Ciudad Real.
Pero ella, en ese momento irradiaba una tristeza inmensa, que se veía reflejada en sus labios pálidos y su rostro demacrado, conuna congoja que la inundaba totalmente. Fue ahí, donde le pregunté con interés qué le pasaba, pero ni un murmuro salió de su preciosa boca.
Fue entonces, cuando no tuve en cuenta el estado dedepresión en el que se hallaba Shanell y seguí deseoso con mis planes, de irme lejos con ella y recitarle las mejores historias de cada una de las estrellas que se encontrarían en el cielo de aquel lugar.Tomamos el tren en la estación, y Shanell no me dirigía la palabra, estaba tan callada, como si su alma estuviese invadida de nostalgia y aflicción, mientras tanto, yo observaba cuidadosamente por laventana el grandioso paisaje que nos rodeaba, impidiendo que la angustia me dominara.
Y fue así, que de un momento a otro se interrumpió el silencio con unas palabras que emergieron de su boca,expresando:
¡Te Amo Antonio!
Y sin más palabras, pude darme cuenta, que no era la misma mujer gloriosa y despampanante que alegraba cada momento con su sonrisa, con su carisma y sus ganas de ponerle colora la vida. De este modo, preferí quedarme en silencio, y en la primera estación conseguimos bajarnos y besarnos apasionadamente; yo sentía sus dulces labios, el aroma que transmitía su dócil piel...