El Silala
Ahora son otras las condiciones. El hecho mismo estárodeado por varias incógnitas. No se conoce ningún estudio serio que respalde el proyecto en cuestión. Inicialmente se difundió que apoyaba el Gobierno, pero no asistió el Presidente a la ceremoniainaugural, como se había anunciado. Dados esos antecedentes, más parece un globo de ensayo: “A ver cómo lo toma Chile”. Por ahí el presidente Piñera cambia de actitud y decide volver a la agenda delos 13 puntos sin mayores remilgos.
Tampoco sería raro que se tratara sólo de una “pelota de trapo” cuya estratagema sirve para que la ingenua oposición corra tras de ella mientras el Gobiernoaprovecha el pánico para hacer algo diferente, según reveló con cínico descaro un exviceministro de gobierno. De los políticos no es posible esperar que vean más allá de sus narices; si por casualidadlo hicieran, sus decisiones serian distintas; pensarían –por ejemplo– en el peligro del totalitarismo despótico y se unirían para hacer una sola fuerza. Pero eso y el retorno al Pacífico…
Porasociación de ideas, un mal recuerdo viene a la memoria. A la decisión de imponer los 10 centavos de impuesto a la explotación del salitre, Chile respondió con la invasión militar a Antofagasta. Obrósobre seguro. Todas las condiciones le favorecían. El 80 por ciento de la población allí asentada era chilena. Lo cual se parece a los 100 años de olvido en que lo tuvo el Gobierno nacional al...
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