En Estos Pueblos Del Sur De La Guajira

En estos pueblos del sur de la guajira, llenos de leyenda y folclor, la realidad supera lo mágico y la ficción es tan real aparecen de vez en vez lapsos de tiempo cuando no pasa nada que llame laatención, cuando la monotonía es tan intensa que el aburrimiento se convierte en algo atractivo. En una de esas ocasiones se presentaron dos hechos que rompieron la tranquilidad de sus habitantes.Aquella tarde, calurosa, la temperatura altísima hacía que el calor resbalara sobre los cuerpos como un baño de agua caliente, los árboles no movían un ápice sus hojas, los animales se resguardaban en lasombra de las acacias y matarratones. La vieja Petra sentenció: “el aguacero que va caer esta tarde no va a tener nombre”. Y así fue. Los vientos huracanados arrastraron techos y árboles, hacía muchotiempo no llovía de tal manera. El viejo Pedro, miraba con sus ojos negros y pequeños a través de la pequeña ventana de su casa de bahareque como las palmeras de más de treinta metros de altura, porefecto del fuerte viento se doblaban formando un arco perfecto, las ramas llegaban al suelo. El viejo ni corto ni perezoso, viendo la ocasión única y feliz, salió al patio y comenzó a amarrarlesbolsitas con sal en el cogollo a las palmas con el fin de que la producción de cocos fuera mayor, labor imposible de hacer de otro modo. Nadie sabe para quien trabaja- dijo entre dientes, mientras entrabarápidamente a su casa para evitar que una rama, partida por un estruendoso rayo, cayera sobre él. Al final de la tormenta el panorama era desolador y triste para todos, excepto para el viejo Pedro.El segundo momento apareció con la llegada de la “bolita”. Apareció de pronto, nadie sabe cómo ni de donde vino. Llegó y se quedó. En ese entonces una empresa gringa brindaba la opción de trabajo amuchos pobladores, estaba construyendo la infraestructura vial para la explotación de las minas de carbón del Cerrejón, mas no había cama para tanta gente y muchos seguían desempleados y con afugias...