En las profundidades
Hacia1926, Bastin y Frank E. Greer, colega suyo de la Universidad de Chicago y microbiólogo, habían logrado cultivar bacterias reductoras de sulfato procedentes de muestras de agua subterránea, extraídasde un depósito de petróleo que estaba a cientos de metros del suelo. En su opinión, aquellos microorganismos descendían de otros sepultados más de 300 millones de años antes, cuando se depositaron lossedimentos que constituyeron el reservorio de petróleo. Pero carecían de medios para someter a prueba hipótesis tan sugestiva. Por aquellos días recibiase con escepticismo la idea de que existieranmicroorganismos viviendo bajo tierra; aduciase que las técnicas empleadas en las perforaciones petrolíferas no estaban diseñadas para obtener muestras puras, sin contaminar por microorganismos de lasuperficie. Así languideció la hipótesis de Bastin y Greer.
El interés por la microbiología de los depósitos de petróleo conoció un periodo de revitalización en las postrimerías de los años cuarenta yel decenio de los cincuenta, cuando el grupo de Claude E. Zobell, de la Institución Scripps de Oceanografía, investigó los procesos microbianos desarrollados en sedimentos enterrados muy por debajo...
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