Ensayo Sobre La Novela "Mal De Amores", De Angeles Mastretta

Ensayo:

“Un acercamiento a los elementos de una realidad idealizada en la novela Mal de amores, de Ángeles Mastretta.”

Francisco García Rodríguez

Al término de su lectura, no se puede dejar de reconocer que en la novela Mal de amores [1] Ángeles Mastretta ha consolidado un discurso fluido y atractivo, incluso hasta melodioso (destaca en todo momento el aspecto sonoro de la pa-labra). Desu escritura sobresalen, por citar los rasgos más evidentes, un cierto tipo de estructuras (complementos indirectos, adjetivos, etc.) a las que recurre constantemente para determinar de manera inusitada los sustantivos que hacen presencia en su discurso. Y, por otra parte, el que quizá sea su principal recurso estilístico, la hipérbole; en ésta descansa gran parte de la fuerza expresiva de suprosa.
Sin embargo, resulta más que evidente que detrás de estos elementos que hacen de su escritura un río de palabras fresco y agradable subyace la sombra de Gar-cía Márquez.
Revisemos, por ejemplo, este pasaje donde Emilia describe a su madre, Josefa Veytia, los pormenores de la espléndida boda de Soledad García, su entrañable amiga: -¿Sabes que el tapete rojo sale desde su casa, cruza elparque, llega a la igle-sia y continúa por las banquetas hasta el jardín donde será la comida?- preguntó Emilia informando. [2]
Observemos ahora la familiaridad que guarda con el siguiente fragmento de la novela Cien años de soledad, de García Márquez:
Tan pronto como José Arcadio cerró la puerta del dormitorio, el estam-pido de un pistoletazo retumbó la casa. Un hilo de sangre salió por de-bajode la puerta, atravesó la sala, salió a la calle, siguió en un curso di-recto por los andenes disparejos, descendió escalinatas y subió preti-les, pasó de largo por la calle de los Turcos, dobló una esquina a la de-recha y otra a la izquierda, volteó en ángulo recto frente a la casa de los
Buendía, pasó por debajo de la puerta cerrada, atravesó la sala de vi-sitas pegado a las paredes parano manchar los tapices, siguió por la otra sala, eludió en una curva amplia la mesa del comedor, avanzó por el corredor de las begonias y pasó sin ser visto por debajo de la silla de Amaranta que daba una lección de aritmética a Aureliano José, y se metió por el granero y apareció en la cocina donde Úrsula se disponía a partir treinta y seis huevos para el pan. [3]
La diferencia estriba en quemientras el escritor colombiano combina, alterna o yuxtapone diestramente los recursos de la exageración o la desmesura con una serie de elementos absurdos para ir creando de manera sistemática un universo descoyuntado con una atmósfera mágica donde todo pueda suceder, Mastretta, en cambio, utiliza este mismo recurso casi exclusivamente en la descripción de personajes o situaciones, lo que lesotorga, en el mejor de los casos, un carácter de singularidad o preeminencia aunque no de verosimilitud.
Y es este el punto que revela, precisamente, la contradicción fundamental de la obra y que se pretenderá demostrar en las páginas siguientes: Mastretta intenta hacer creíble una historia de amores y desamores en la que pululan personajes de rasgos inverosímiles, arropados en una escenografía conmatices de realidad pero idílica a fin de cuentas.
Este propósito obliga a Mastretta a realizar un artificioso manejo de la hipérbo-le al utilizarla para enmascarar de autenticidad esa realidad revestida de risue-ñas tonalidades. Cabe agregar que este disfraz tiene dos caras: la de rasgos ma-niqueístas, una; y la de rasgos pintoresquistas, la otra.
Antes de revisar estos aspectos, conviene haceruna consideración acerca de la falta de atención de la autora hacia no pocos detalles de la historia, que de algu-na manera influyen para restarle credibilidad.
En repetidas ocasiones, pareciera que la Mastretta pierde el contacto cercano con sus personajes pues al tratar de acentuar un rasgo o alguna situación que los involucre, los ubica en circunstancias muy difíciles de aceptar por el...