Era Un Triste Con Vocación De Alegre...

“Era un triste con vocación de alegre…”
La Tregua - Mario Benedetti.

Al transcurrir del tiempo, solemos adoptar vicios, uno muy en especial: Creer que nuestra vida es insulsa, metódica yaburrida. Llegamos al punto en que ignoramos qué tan extraordinario puede ser cualquier momento de nuestra existencia. Tal y como le sucedió a Martín Santomé, sin percatarse que se reencontraba consigo mismoal momento de escribir su diario personal.

La Tregua ha sido la lectura que más impacto ha causado en mí. Sigiloso, tranquilo, pero un Benedetti con una filosofía determinante, muy bien encausada.Interesante hasta el punto de crear conciencia en una muchachita como yo, que logra identificarse con sus obras, particularmente en ésta. ¿Quién no ha pensado que Dios nos ha brindado una tregua?Lo más maravilloso; es el reflejo de la vida misma, de lo ordinario, lo casual. Pensamientos que no son ajenos a nadie, y que se sufre por no haber tenido el mérito de haberlas empleado de forma tanmagistral con un vocabulario exquisito, poético y un muy refinado sarcasmo que toca diversos temas, de amor, trabajo, familia, sexo, amistad… Dios.

Sutilmente demuestra el egoísmo del ser humano alcreerse fundamental y responsable por el destino propio y por el de sus semejantes, y a la vez se sabe que no se es dueño de nada, del tiempo, ni del espacio. Que esto, que a alguien se le ocurrióregalarnos, no es más que parte del existencialismo y que lo único que nos queda por disfrutar son esos pequeños placeres a los que no le damos relevancia y son clave para no sentirse inútiles, patéticos.Para no sentirnos marchitos, "...la gente acaba por lo general sintiéndose desgraciada, nada más por haber creído que la felicidad era una permanente sensación de indefinible bienestar, de gozosoéxtasis, de festival perpetuo. No, dice ella, la felicidad es bastante menos (o bastante más, pero de todos modos otra cosa) y es seguro que muchos de esos presuntos desgraciados son en realidad...