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Nunca podría quejarse de su vida. Desde pequeño lo había tenido todo. Unos padres trabajadores pero honrados y bondadosos que lo habían amado por encima de todo; dinero, mucho dinero que siempre permitía que el muchacho tuviera todo lo que quisiera y un buen aspecto. Ya desde adolescente había sido un chico bastante apuesto que conseguía levantar miradas tanto de mujeres como de hombres peroal pasar de los años, y tras unos cuantos de gimnasio, consiguió aquel cuerpo que derretía a todo el que pasara por su lado.

Nunca se lo había tenido creido. Ni tampoco se había aprovechado de su condición social para conseguir alguna ventaja. Él había estudiado y trabajado a muerte para poder conseguir lo que ahora tenía, ser presidente de una de las compañías de talentos más famosas de todaCorea. Aun era joven, solo 24 años de edad, y tenía mucho que aprender, pero su madurez y esfuerzo hicieron que llegara hasta donde se encontraba en ese momento.

Con respecto al amor... ese era otro tema. Nunca se había interesado demasiado en alguien pero sabía perfectamente que su orientación sexual rondaba más cerca de los de su mismo género que las mujeres. Había salido con un par de chicos yhabía tenido muchos rollos de una noche, pero nada serio. Su vida solo estaba centrada en madurar como persona y poder avanzar de manera profesional. No estaba dispuesto a perder su tiempo en el amor.

Ni creía en él.

Hasta que lo conoció un día.

No era partidario de las aficiones de su madre de intentar buscarle una pareja ideal, pero le daba demasiado miedo el poder contradecirla endecisiones como esa así que siempre asistía a todas las citas concertadas que le planificaba. No demostraba aún así mucho interés. Una cena, una buena charla y un ya nos veremos que nunca se cumplía.

Pero esa vez era diferente. Lo vio llegar al restaurante con una mirada avergonzada y las mejillas algo sonrosadas mientras inclinaba la cabeza al sentarse frente a él. Nunca había visto un muchachotan tierno. Le había gustado nada más verlo vaya.

-Lee Donghae. Me llamo Lee Donghae – susurró el muchacho que acababa de llegar – y... lo siento pero no tengo ninguna intención de casarme contigo.

Aquello llamó bastante la atención de Siwon que empezó a reirse de inmediato. El recién llegado alzó la cabeza ante esto y lo miró con confusión, sin entender bien de que se reía su acompañante.Siwon negó con un gesto con las manos y la cena transcurrió con normalidad. Solo hablaron de trivialidades y poco más, pero aquello para Siwon fue totalmente perfecto.

Su madre empezó a notar el cambio que el castaño proporcionaba en su hijo por lo que decidió seguir adelante con aquel plan de compromiso. La famialia Lee no tenía ninguna queja. Los Choi eran demasiado importantes como parapoder rechazar la unión de su pequeño con el gran heredero de todo aquel imperio, aunque Donghae rechazara mil veces aquel matrimonio.

Siwon nunca se quejó. Ni quería hacerlo. Las citas con su hyung, pues Donghae le sacaba algo más de un año, se hacían cada vez más a menudo y aunque a veces Donghae lo tratara algo mal a él no le importaba, le gustaba demasiado como para dejarlo escapar y tenía porseguro que aquel pequeño castaño sería suyo tarde o temprano. Lo deseaba tanto.

-Estás enamorado – comentó medio divertido su mejor amigo desde la infancia, Hyukjae.

Hyukjae también provenía de una familia algo acomodada como él. Era uno de los pocos amigos que siempre había estado a su lado desde que era muy pequeño y que aún seguía a su lado. Aun asi, su hyung era todo lo contrario a él.Por muy buen puesto social que sus padres pudieran poseer, siempre fue una especie de rebelde que iba contra de todo lo que le mandara. Ya de adolescente dejó su casa para intentar cumplir uno de aquellos sueños de la infancia que tenía, el estudiar danza y baile. Y ahí se encontraba. Poseía su propia academia de baile y era uno de los más deseados para los espectáculos. Siwon estaba contento...