Estado Constitucional en Mexico

El Estado constitucional mexicano
Todavía en el eco de las fanfarrias que anunciaron la deslucida celebración del Centenario del inicio de la Revolución Mexicana, parece un tema obligado meditar sobre la constitución que emanó de ella y que todavía está vigente, aunque con muchísimos cambios, a veces contradictorios e inadecuados, y su relación con el Estado al que provee de estructura básica,el mexicano.

Lo primero que habrá que decir es que fue entre los franceses, en el siglo 18, que se acuñó la noción de “estado constitucional” –o “estado de derecho”, según se le conoce hoy más generalizadamente- y se le asignaron las características con las que se le suele identificar: una base constitucional escrita y rígida, que incorpore la protección de los derechos fundamentales yestablezca la división tripartita del poder público, a la manera en que la propuso Montesquieu en “El espíritu de las leyes”, es decir, una rama legislativa, una ejecutiva y una judicial.

¿Por qué una constitución escrita y rígida? La imperiosa necesidad de dotar de claridad y firmeza a las disposiciones constitucionales hace que convenga plasmarlas en un texto que las contenga, cuya permanencia ademássea perdurable, porque ningún edificio que tenga pretensiones de permanecer en pie puede fincarse sobre cimientos móviles y poco estables.

Eso no quiere decir que no pueda modificarse ese texto, sino que sus modificaciones requieran de un procedimiento especial, que garantice –en teoría- que dichos cambios serán meditados y ampliamente discutidos antes de crear el consenso necesario paraincorporar las enmiendas. En México no pasa así, pues aunque está previsto un procedimiento especial, las reformas se suceden, las más de las veces sin ton ni son, sin que exista un consenso social informado y extenso.

El error –común aun entre gente bien informada- de confundir “estado” y “gobierno” (que no es sino en conjunto de instituciones a través de las cuales el pueblo ejerce su soberanía),induce también el yerro de entender mal el sistema de frenos y contrapesos que está implícito en la “división de poderes”, porque se suele identificar como “gobierno” nada más al poder ejecutivo –es decir, al Presidente- asignándole a quien ocupe el cargo una suerte de esperanza providencial frente a los problemas, pero también el baldón de la culpa por todos los yerros.

Lo peor del caso no eseso, porque también a tal se debe que, cuando de consensos se habla, la referencia se hace por lo común a entendimientos alcanzados entre los partidos representados en el órgano legislativo federal, y no entre la sociedad, como debiera ser. La hegemonía política que tras la Revolución se fue construyendo y que se consolidó hacia la mitad del siglo 20 tampoco ayudó mucho a la instauración, en lapráctica, del teórico sistema de frenos y contrapesos deseado por la Constitución.

Hoy tenemos una Constitución cuya vigencia inicia en 1917, pero que ha incorporado tantos y tan disímbolos cambios, que poco se va pareciendo a la original. Cerca de 400 enmiendas ha padecido y no pocas de ellas han sido absurdas, obedientes más a los propósitos del presidente en turno que a las imprescindiblesadecuaciones que la evolución de la sociedad mexicana hubiera requerido. Todavía hoy, cuando esa hegemonía ha sido rota, se tejen consensos que llevan a reformas constitucionales en proporción nunca vista, cada semana, si mucho cada mes, el Presidente anuncia iniciativas para reformar la Constitución y las envía al Congreso de la Unión.

A cien años de haberse iniciado la Revolución y a poco más de97 de haberse expedido la Constitución, no estaría de más reflexionar, según me parece, sobre el tema de si la causa de la inestabilidad social y la grave descomposición que hoy priva en amplios sectores de nuestra sociedad, no tendrá implícita, como ingrediente muy importante, esa carencia de firmeza en los cimientos de su estructura ¿No le parece a usted?






Estado constitucional:...