Estados Unidos Y Derechos Humanos

UNILATERALISMO Y DERECHOS HUMANOS: EL DOBLE DISCURSO DE ESTADOS UNIDOS




Refugiarse en los métodos de la política tradicional para tratar temas como la unipolaridad, la hegemonía, la soberanía y unilateralismo no producirá buenos resultados, y la arrogancia asociada erosionará el poder blando que a menudo forma parte de la solución. No podemos permitir que el espejismo imperialista nosciegue ante la creciente importancia de nuestro poder blando. (1)

Introducción


Este trabajo es un intento por demostrar que la declarada promoción y defensa de los Derechos Humanos por parte de los Estado Unidos, entre otros valores, estaría dirigida esencialmente a fortalecer y consolidar su “predominio” mundial. De acuerdo con nuestra tesis, la estrategia de defensa de valores tales comolos Derechos Humanos, la libertad y la democracia, no tendría otra finalidad que contribuir a la consolidación del dominio estadounidense a nivel planetario.

Desde nuestra perspectiva, la utilización por parte de los ideólogos norteamericanos de los Derechos Humanos, la democracia y la libertad, obedece a una estrategia ampliamente conocida y difundida entre los grupos de poder estadounidensesy avala la tesis de este trabajo. El profesor Joseph S. Nye es uno de los más destacados representantes en estos momentos de esa línea de pensamiento en las esferas intelectuales de Washington y sus conceptos sobre el “poder blando”(2), demuestran a nuestro juicio, hasta que punto los círculos del poder estadounidense han “internalizado” la utilización los Derechos Humanos, entre otros valores,para su estrategia de dominación mundial.

Asimismo, queremos advertir con toda franqueza que en esta investigación damos por establecida la premisa de que existe una insalvable contradicción entre el discurso que difunde Washington, de promoción y respeto de la dignidad humana y su declarada vocación por el ejercicio del “poder imperial”, vocación que se ha venido haciendo efectiva mediante unaestrategia política, económica, militar y cultural dirigida a preservar su posición hegemónica a nivel mundial, a través de innumerables actos de agresión, derrocamientos de gobiernos legítimamente constituidos e invasiones militares, para mencionar solo algunos de los “recursos” no pacíficos empleados con tal fin.

Es muy probable, sin embargo, que algunos estimen que esta premisa no está losuficientemente fundada y que es perfectamente compatible el respeto a los valores democráticos, de la libertad y de la dignidad humana con una política de dominación mundial. No nos esforzaremos en demostrar lo contrario y dejamos que el lector se forme su propia opinión.

Cabe aclarar, en todo caso, que la referencia al “poder imperial”, no es gratuita ni estamos asumiendo como propio elconocido discurso anti- estadounidense, sino que el referido concepto surge de las reflexiones del propio profesor Joseph S. Nye, cuando afirma con cierto orgullo que “desde el imperio romano, no había vuelto a existir una nación única que se alzara tan enormemente por encima de las demás” (3) como ocurre hoy con Estados Unidos.

En este sentido, la sola existencia de una nación con vocación imperiala nivel planetario, que se asume como sucesora del Imperio Romano y aspira a convertir su actual “poder hegemónico en un consenso internacional” y sus “principios en normas internacionales aceptadas generalmente”, tal como lo “lograron Roma y Gran Bretaña en su tiempos” (4) imperiales, parece extremadamente difícil de conciliar con la proclamada defensa de la libertad, la democracia y los DerechosHumanos que han asumido los mismos Estados Unidos.

Si lo afirmado en los párrafos anteriores es válido, debieran haber evidencias de la existencia de una subordinación de tales valores a las doctrinas de defensa y seguridad nacional norteamericanas, entre otras, y del alegado abismo entre el discurso oficial y la praxis estadounidense en materia de Derechos Humanos.

En los párrafos...