FABULA DE LA CUNITA BLANCA Y EL ARCO IRIS

CARLOS ALBERTO SANTANA
Fábula De
La Cunita Blanca Y El Arco Iris



Había una vez un hombre que se sentía muy feliz, porque su mujer le había dicho que muy pronto iban a tener un bebé.
La única cosa que le preocupaba era que no tenía dinero para comprarle una cunita nueva a la esperada criatura y en la gran ciudad no tenía aquién pedir ayuda.
Una hermana de la mujer que los visitó por esos días, sorpresivamente, les ofreció una cunita que había pertenecido a su hija, y ellos aceptaron la propuesta, porque no tenían suficiente dinero para comprar una cunita nueva. El hombre tuvo que viajar entonces a un pueblito cercano para recoger la cunita prometida.
Encontró las partes de la cunita en un rincón iluminado deloscuro desván que había junto a la entrada de la casa. Estaba como nueva, pero se entristeció un poco cuando notó que la pintura blanca se estaba descascarando en varias partes, sin embargo pensó que ajustándola y pintándola otra vez, la cunita quedaría para estrenar. Se consoló cuando verificó que el mueble era de buena calidad por el peso y la consistencia de la madera.
Un sábado en la mañana,dispuso todo lo necesario para repintar y armar la cunita blanca en el patio de la casa donde vivía. Cuando empezó a pintar la parte de la cabecera el hombre feliz descubrió con sorpresa que antes de la capa de pintura blanca que lucía, la cunita había sido pintada con pintura azul.
El hombre feliz pensó que un hombre anterior al hombre que la pintó de blanco, había pintado la cunita de azulmientras seguramente imaginaba el azul cristalino de los arroyos, de los lagos y de las aguas azules que quería para su bebé. Quizás, ese hombre la había pintado de azul pensando en flores azules y en pájaros de color azul y en la niebla azul y en las nubes azules que anuncian la lluvia fresca en los corazones de verano. La había pintado de un azul intenso como el color del cielo azul que teníasobre su cabeza, de un azul profundo como el color de los mares azules que navegaría su hijo.
La había pintado pensando en el tenue azul del color del único planeta azul en la vasta inmensidad del universo, que tenía que preservar y mejorar, porque era el único lugar donde podría vivir su hijo, y los hijos de su hijo y los hijos de los hijos de su hijo, y las generaciones de todos los puebloshasta al fin de los tiempos.
El hombre feliz continúo cubriendo la cunita con capas de pintura blanca y al girar una de las partes notó con asombro que la cunita antes de haber sido pintada de azul había sido pintada con pintura amarilla.

El hombre entendió que otro hombre, anterior al hombre que había pintado la cunita de azul, había pintado la cunita de amarillo, pensando, probablemente,en el mundo feliz que deseaba para su bebé.
Había pintado la cunita de un amarillo suave como el pálido sol de las tardes de lluvia, de un amarillo fragante como el color de las rosas amarillas. La había pintado de un amarillo delicado, añorando las florecitas amarillas de las materas colgantes en los patios de las casonas de los abuelos, pensando, quizás, en los canarios amarillos que trinabanlibres en los árboles cercanos.
De seguro, la había pintado de amarillo pensando en el amarillo de las naranjas frescas para el jugo del desayuno, pensando en el amarillo de los girasoles gigantes y pensando también en el amarillo fangoso de los caminos áridos y polvorientos que su hijo tendría que recorrer en busca de su destino.
El hombre feliz siguió pintando la cunita de blanco y al dar lavuelta a una de las barandas, descubrió con admiración que la cunita antes de haber sido pintada de blanco, de azul y de amarillo, había sido pintada con una gruesa capa de pintura de color rojo. A pesar de que creía que las cunitas no debían de pintarse de color rojo, supuso que el hombre que la había pintado de ese color lo había hecho así para expresar su particular manera de ver el...