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La violencia y el terror generen estragos sociales, como la falta de confianza en las demás personas, o el decaimiento del mismo sentimiento de humanidad, y el deterioro de la democracia a causa delabstencionismo electoral y la corrupción de nuestras instituciones. Sin embargo, desde un punto de vista técnico y amoral, esta banalización de la violencia y el terror se podrían aprovechar para daruna salida militar al conflicto, porque de cierta manera, cualquier intervención armada del ejército no va a ser percibida por las comunidades, ni se afectara la tranquilidad de éstas, por unosmillones de muertos más, porque al igual “ya están acostumbrados a eso”. Aunque por otro lado, también se puede pensar en la necesidad de los individuos que han sufrido la violencia en todos sus escenariosy por todos su actores, que lo que menos necesitan es más violencia, y brindarles una salida al conflicto digna que no implique más muertes, y donde las fuerzas estatales no se rebajen al nivel delos verdugos de nuestra nación. Solo queda una conclusión, que no importa cual salida escoja el estado, cualquiera de las dos va a ser inútil, si la ilegalidad no se separa de la cultura colombiana, ylos individuos empiecen a verla con desprecio sin darle cabida a la cotidianidad de este campo, sin importar cuán lejanas parezcan las oportunidades de salir adelante.
La violencia ha estado marcadaen nuestro país desde el mismo momento de nuestra independencia, pasando por la violencia bipartidista, el nacimiento de las guerrillas y los carteles de narcotráfico y paramilitarismo que actualmenteazotan a nuestro país. Sin embargo, a causa de cientos titulares que hablan de homicidios, minas antipersonales y atentados terroristas; se ha generado una cultura de violencia, donde ya no importa elnúmero de muertes diarias y mucho menos el respeto de los derechos humanos, se podría afirmar que la violencia ha dejado como resultado una sociedad insensible. Por esto, el autor Daniel Pécaut...