Final
Andrei Efímich lo comprendió todo; sin decir una sola palabra, se trasladó alcamastro que Nikita le indicaba y se sentó en él. Al ver que el guardián seguía ante él esperando, se desnudó por completo y le invadió una sensación de vergüenza. Luego se puso la ropa del hospital;los calzoncillos le estaban cortos, y la camisa, larga; la bata olía a pescado ahumado.
-Dios querrá que recobre la salud - repitió Nikita. Recogió la ropa de Andrei Efímich, salió y cerró la puertatras él.
«Es lo mismo... - pensó Andrei Efímich, envolviéndose avergonzado en la bata y advirtiendo que con su nueva indumentaria ofrecía el aspecto de un preso-. Es lo mismo... Da igual un frac que ununiforme o que esta bata ... »
Andrei Efímich se retiró a la ventana y se quedó mirando el campo. Ya había oscurecido y en el horizonte, por la derecha, asomaba una luna fría y rojiza. No lejos de lavalla del hospital, todo lo más a cien brazas, se levantaba un edificio alto y blanco, circundado por un muro. Era la cárcel.
« ¡Esa es la realidad! », pensó Andrei Efímich, y sintió miedo. AndreiEfímich se acercó a la puerta y la abrió, pero inmediatamente Nikita se puso en pie de un salto y le cerró el paso.
-¿Adónde va? ¡No se puede salir! - dijo-. Ya es hora de dormir.
-Es sólo un momento;quiero dar una vuelta por el patio -explicó Andrei Efímich, estupefacto.
-No se puede, no está permitido. Usted mismo lo sabe. Nikita cerró la puerta de un portazo y la sujetó apretando con la espalda.-¿Qué daño voy a causar a nadie, si salgo? – preguntó Andrei Efímich, encogiéndose de hombros -.
¡No comprendo! ¡Nikita, debo salir! -añadió con voztrémula- ¡Necesito salir!
Nikita abrió la...
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