Fuego extraño
Al igual que los israelitas cada sábado nosotros debemos prepararnos para elencuentro con nuestro Creador. Así como el pueblo lavó sus vestiduras también a nosotros "la sangre de Jesucristo su Hijo os limpia de todo pecado". En nustros días no se manifiesta visiblemente lagloria de Dios como en Israel de Moisés, pero su presencia está tan ciertamente en nuestro medio como lo estuvo antiguamente. El deseo de Dios de habitar entre su pueblo es el mismo, y sus requerimientossobre la santidad que debe reinar entre sus hijos a la hora de adorarlo en grupo siguen tenieno el mismo rigor que antes.
También nosotros corremos el riesgo de presentar "fuego extraño" ante susanta presencia si dejamos que las modas y la ostentación mundana embriaguen nuestra mente y nuestros sentids. El enemigo de las almas hará loimposible para que la triste historia de Nadab y Abiú sevuelva a repetir, y que al igual que ellos no seamos capaces de distinguir enre lo santo y lo profano.
En este momento, al ver que Dios observa nuestra apariencia en su templo, es necesario quete preguntes: ¿represento a Jesús con m vestimenta? Y si el examen de concienca lo queremoshacer más exhaustivo y proseguimos, es posible que entonces reflexioemos: ¿es la conversación con mis amigosen el templo extraña para Dios, o es de edificación y exhortación para mí y para los que me rodean? ¿Es la parte musical una alabanza de adoración al gran Yo soy, o la música, la letra y el conjunto...
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