General Bac
VI Este mundo bueno fue si bien usáramos de él como debemos, porque, según nuestra fe, es para ganar aquél que atendemos8. Aun aquel hijo de Dios, para subirnos al cielo descendió a nacer acá entre nos, y a vivir en este suelo do murió. VII Si fuese en nuestro poder hacer la cara hermosa corporal, como podemos hacer el alma tanglorïosa, angelical, ¡qué diligencia tan viva tuviéramos toda hora, y tan presta, en componer la cativa9, dejándonos la señora10 descompuesta! VIII Ved de cuán poco valor son las cosas tras que andamos y corremos, que en este mundo traidor, aun primero que muramos las perdamos: de ellas deshace la edad, de ellas casos desastrados11 que acaecen, de ellas, por su calidad, en los más altos estados12desfallecen.
XI Los estados y riqueza que nos dejan a deshora, ¿quién lo duda? no les pidamos firmeza, pues son de una señora que se muda. Que bienes son de Fortuna que revuelven con su rueda presurosa, la cual no puede ser una ni estar estable ni queda en una cosa. XII Pero digo que17 acompañen y lleguen hasta la huesa18 con su dueño: por eso nos engañen, pues se va la vida apriesa comosueño; y los deleites de acá son, en que nos deleitamos, temporales, y los tormentos de allá, que por ellos esperamos, eternales. XIII Los placeres y dulzores de esta vida trabajada19 que tenemos, no son sino corredores20, y la muerte, la celada21 en que caemos. No mirando nuestro daño, corremos a rienda suelta sin parar; desque vemos el engaño y queremos dar la vuelta, no hay lugar22.
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IXDecidme: la hermosura, la gentil frescura y tez de la cara, el color y la blancura, cuando viene la vejez, ¿cuál se para?13 Las mañas y ligereza y la fuerza corporal de juventud, todo se torna graveza14 cuando llega al arrabal de senectud15. X Pues la sangre de los godos16, y el linaje y la nobleza tan crecida, ¡por cuántas vías y modos se pierde su gran alteza en esta vida! Unos, por poco valer,¡por cuán bajos y abatidos que los tienen! otros que, por no tener, con oficios no debidos se mantienen.
XIV Esos reyes poderosos que vemos por escrituras ya pasadas, por casos23 tristes, llorosos, fueron sus buenas venturas trastornadas; así que no hay cosa fuerte, que a papas y emperadores y prelados, así los trata la muerte como a los pobres pastores de ganados. XV Dejemos a los troyanos, quesus males no los vimos ni sus glorias; dejemos a los romanos, aunque oímos y leímos sus historias. No curemos de saber lo de aquel siglo pasado qué fue de ello; vengamos a lo de ayer, que también es olvidado como aquello.
XVI ¿Qué se hizo el rey don Juan? Los infantes de Aragón ¿qué se hicieron? ¿Qué fue de tanto galán, qué fue de tanta invención como trajeron? Las justas24 y los torneos,...
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