Gustavo
En su rostro sobresalenojos de fuego, uno verde como una esmeralda y el otro rojo brillante e intenso como un rubí; con ellos rastrea como un escáner las entrañas de los montes, Imanta y seduce a los hombres que la miran,despertando en los faunos los Instintos eróticos salvajes, para que alivien un poco su insaciable excitación de ninfa en celo.
Entre sus labios púrpura y lascivos, resaltan sus dientes dediamante y de oro, que causan la ambición fatal de los buscadores de placeres, aventuras y tesoros.
Sus orejas están adornadas con aretes áureos y candonga plateadas. Su cuello de garza estáataviado con un collar de pedrería fantástica, fetiches y amuletos. Sus senos voluptuosos, redondos y rebeldes miran de frente exigiendo una caricia.
En su cintura de avispa se enrosca unaculebra cascabel. Sus extremidades superiores son tan largas como las de un orangután y están acicaladas con brazales de oro y en sus muñecas ostenta pulseras de talismanes.
Sus manos las apoya enel suelo aún estando erguida, parecen muletas para sostenerse y mantener el equilibrio.
Su cadera desnuda la envidiarían las musas y las diosas y su santuario erótico, está cubierto conespeso musgo magnetizado. La Patasola, en vez de pie tiene una pezuña con grandes uñas.
Cuando La Patasola vaga por la vegetación perfumada, las aves: vuelan en bandada, asustadas por la apariciónInesperada de la criatura mitológica que desafía la lógica y alimenta la fantasía del mortales en los mágicos días.
Hay quienes especulan que La Patasola sé casó, por conveniencia, con un...
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