hace falta un muchacho
El presente escrito contiene cada uno de estos elementos por su orden, y todo su meollo está formado porcoloquios místicos2. Pero antes que nada nos es necesario saber que, de la misma manera que la edad pueril no se siente movida al amor pasible, así tampoco se admite a la compresión de las palabras del Cantar a la párvula e infantil edad del hombre interior, es decir, la de aquellos que en Cristo se alimentan de leche, no de manjar sólido3, y que ahora, por primera vez, apetecen la leche auténticay sin engaño4. Efectivamente, en las palabras del Cantar de los Cantares está el alimento del que dice el Apóstol: Sin embargo, el manjar sólido es propio de adultos; y requiere unos oyentes tales que, por la práctica de comer, tengan sus sentidos entrenados en el discernimiento del bien y del mal5.
Y ciertamente puede ocurrir que los párvulos antedichos vengan a estos parajes y no aprovechennada absolutamente de esta Escritura, aunque tampoco se dañen demasiado al leer lo que está escrito, o bien al examinar lo que para su explicación se dirá. En cambio, si se acerca alguien que sólo es hombre según la carne, para éste tal lo escrito producirá una situación de peligro muy crítica. La razón es porque, al no saber escuchar con pureza y castos oídos las expresiones del amor, hará quetoda acción de oír se desvíe del hombre interior al hombre exterior y carnal; del espíritu se volverá hacia la carne, nutrirá en sí mismo concupiscencias carnales y parecerá que la Escritura divina es para él ocasión de dejarse mover e incitar al deseo carnal. Por eso yo advierto y aconsejo a todo el que aún no está libre de las molestias de la carne y de la sangre ni ha renunciado a los afectos dela naturaleza material que se abstenga por completo de leer este libro y cuanto se dirá sobre él. De hecho cuentan que incluso entre los hebreos se procuraba que no se permitiese a nadie ni siquiera tener en sus manos este librito, a no ser quien hubiera alcanzado la edad adulta y madura. Es más, teniendo en cuenta que entre ellos es costumbre que los maestros y los sabios transmitan a los niñostodas las Escrituras junto con las que ellos llaman tradiciones6, hemos sabido también que guardan para lo último estas cuatro partes: el comienzo del Génesis, en que se describe la creación del mundo7; los comienzos del profeta Ezequiel, en que se habla de los querubines8; su final, donde se contiene la construcción del templo9, y este libro del Cantar de los Cantares.
Por consiguiente, antes...
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