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Desde el momento mismo en el que nació la burguesía llevaba en sus entrañas a su propia antítesis, pues los capitalistas no pueden existir sin obreros asalariados, y en la misma proporción en que los maestros de los gremios medievales se convertían en burgueses modernos, los oficiales y los jornaleros no agremiados transformándose enproletarios.
La reivindicación de la igualdad no se limitaba a los derechos políticos, sino que se extendía a las condiciones sociales de vida de cada individuo; ya no se trataba de abolir tan solo los privilegios de clase, sino de destruir las propias diferencias de clase.
Más tarde, vinieron los tres grandes utopistas: Saint-Simón, en quien la tendencia burguesa sigue afirmándose todavía,hasta cierto punto, junto a la tendencia proletaria; Fourier y Owen, quien en el país donde la producción capitalista estaba más desarrollada y bajo la impresión de los antagonismos engendrados por ella, expuso en forma sistemática una serie de medidas encaminadas a abolir las diferencias de clase, en relación directa con el materialismo francés.
Al igual que los pensadores franceses, no se proponenemancipar primeramente a una clase determinada, sino, de golpe, a toda la humanidad. También el mundo burgués, instaurando según los principios de estos, es injusto e irracional y merece, por tanto, ser arrinconado entre los trastos inservibles, ni más ni menos que el feudalismo y las formas sociales que le precedieron.
Hemos visto como los filósofos franceses del siglo XVIII, los que abrieroncamino a la revolución, apelaban la razón como único juez de todo lo existente, se pretendía instaurar un Estado racional, una sociedad ajustada a la razón, y cuando contradecía a la razón eterna debía ser desechado sin piedad. Por eso cuando la revolución francesa puso en obra esta sociedad racional y este Estado de la razón, resulto que las nuevas instituciones, por más racionales que fuesen encomparación con las antiguas, distaban bastante de la razón absoluta.
El contrato de Rousseau venia a tomar cuerpo en la época del terror, y la burguesía, perdida la fe en su propia habilidad política, fue refugiarse, primero, en a corrupción del Directorio y, por último, bajo la egida del despotismo napoleónico.
El antagonismo entre los pobres y ricos, lejos de disolverse en el bienestar general,habíase agudizado al desaparecer los privilegios de os gremios y otros, que tendían un puente sobre él, y los establecimientos eclesiásticos de beneficencia, que lo atenuaban.
El auge de la industria sobre bases capitalistas convirtió la pobreza y la miseria de mas masas trabajadoras en condición de vida de la sociedad. Los vicios feudales, que hasta entonces se exhibían impúdicamente a la luzdel día, no desaparecieron, pero se recataron, por el momento, un poco al fondo de la escena; en cambio, florecían exuberantemente los vicios burgueses, ocultos hasta allí bajo la superficie. La opresión violenta cedió el puesto a la corrupción, y la espada, como principal palanca del poder social, fue sustituida por el dinero.
La gran industria, que en Inglaterra acababa de nace, era todavíadesconocida en Francia. Y solo la gran industria desarrolla, de una parte, los conflictos que transforman en una necesidad imperiosa la subversión del modo de producción y la eliminación de su carácter capitalista conflictos que estallan no solo entre clases engendradas sino también entre las fuerzas productivas y las formas de cambio por ella creadas.
En vísperas del siglo XIX, LOS CONFLICTOS QUE...
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