Higkhl
Páginas: 76 (18787 palabras)
Publicado: 7 de junio de 2012
Entramos por la Puerta Lorenciana. Lasilla de posta caminaba lentamente, y el cascabeleo de las mulas hallaba un eco burlón, casi sacrílego, en las calles desiertas donde crecía la yerba.
Tres viejas, que parecían tres sombras esperaban acurrucadas a la puerta de una iglesia todavía cerrada, pero otras campanas distantes ya tocaban a la misa de alba. La silla de posta seguía una calle de huertos, de caserones y de conventos, una calleantigua, enlosada y resonante. Bajo los aleros sombríos revoloteaban los gorriones, y en el fondo de la calle el farol de una hornacina agonizaba. El tardo paso de las mulas me dejó vislumbrar una Madona: Sostenía al Niño en el regazo, y el Niño, riente y desnudo, tendía los brazos para alcanzar un pez que los dedos virginales de la madre le mostraban en alto, como en un juego cándido y celeste.La silla de posta se detuvo. Estábamos a las puertas del Colegio Clementino.
Ocurría esto en los felices tiempos del Papa-Rey, y el Colegio Clementino conservaba todas sus premáticas, sus fueros y sus rentas. Todavía era retiro de ilustres varones, todavía se le llamaba noble archivo de las ciencias. El rectorado ejercíalo desde hacía muchos años un ilustre prelado: Monseñor Estefano Gaetani,obispo de Betulia, de la familia de los Príncipes Gaetani.
Para aquel varón, lleno de evangélicas virtudes y de ciencia teológica, llevaba yo el capelo cardenalicio. Su Santidad había querido honrar mis juveniles años, eligiéndome entre sus guardias nobles, para tan alta misión. Yo soy Bibiena di Rienzo, por la línea de mi abuela paterna. Julia Aldegrina, hija del Príncipe Máximo de Bibiena que murióen 1770, envenenado por la famosa comedianta Simoneta la Cortticelli, que tiene un largo capítulo en las Memorias del Caballero de Seingalt.
Dos bedeles con sotana y birreta paseábanse en el claustro. Eran viejos y ceremoniosos. Al verme entrar corrieron a mi encuentro:
-¡Una gran desgracia, Excelencia! ¡Una gran desgracia!
Me detuve, mirándoles alternativamente:
-¿Qué ocurre?
Los dosbedeles suspiraron. Uno de ellos comenzó:
-Nuestro sabio rector...
Y el otro, lloroso y doctoral, rectificó:
-¡Nuestro amantísimo padre, Excelencia...! Nuestro amantísimo padre, nuestro maestro, nuestro guía, está en trance de muerte.
Ayer sufrió un accidente hallándose en casa de su hermana...
Y aquí el otro bedel, que callaba enjugándose los ojos, ratificó a su vez:
-La Señora Princesa Gaetani,una dama española que estuvo casada con el hermano mayor de Su Ilustrísima: El Príncipe Filipo Gaetani. Aún no hace el año que falleció en una cacería. ¡Otra gran desgracia, Excelencia...!
Yo interrumpí un poco impaciente:
-¿Monseñor ha sido trasladado al Colegio?
-No lo ha consentido la Señora Princesa. Ya os digo que está en trance de muerte.
Inclinéme con solemne pesadumbre.
-¡Acatemos...
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